Selectas Vidas

de Santos

Parte 2

Marzo-Abril.

 

 

Obispo Alejandro (Mileant).

Traducido por Irina Stoyanow / Debora Bettendorff

 

 

Contenido:  

Los testigos de la verdad.

Marzo.

Venerable Mártir Eudoxia.

Mártir Antonina.

Mártires Pablo y Juliana.

Los 40 Mártires de Sebaste Valerio, Claudio, Leoncio, Teófilo y Otros..

Venerable Principe Rotislao.

Venerable Alexis, el Hombre de Dios.

Mártires Crisanto y Daría.

Mártir Lidia y su Familia.

Arcángel Gabriel.

Mártires Alla y Larisa.

Abril.

Beata María de Egipto.

Venerable Mártir Vadim.

Mártires Agape, Irene y Quione.

Los Mártires Victoria (Nike), Leónidas, Calina, Basilissa y Otras.

Beato Vitaliano.

Mega Mártir Jorge Vencedor.

Mártir Emperatriz Alejandra.

Mártir Anatolio.

San Esteban, Obispo de Perm.

 

 

 

Los testigos de la verdad.

(Los sacrificios de los mártires)

Cuando un fiel entra a una Iglesia Ortodoxa, inmediatamente se encuentra en una atmósfera muy diferente a la que él está acostumbrado. La razón es que él se ve rodeado por imágenes de ángeles y santos, reconociendo en estas imágenes a personas de diferentes nacionalidades, épocas, nivel social y educacional. En estas imágenes podemos reconocer a príncipes, campesinos, ricos, pobres, sabios y gente sin educación formal. Pero lo que muchos de ellos tienen en común es que fueron obligados a dejar este mundo en una forma violenta, significando que ellos murieron como "mártires" por Cristo. Cuando en la antigüedad se usaba la palabra "martis," en el idioma griego significaba "testigo." Nosotros queremos hablar aquí sobre el significado del martirio por Cristo.

El significado corriente de la palabra "Mártir," es "testigo," o sea, lo que vio o escuchó una persona y de acuerdo a eso, presenta su testimonio. Las decisiones de una corte se determinan en base del testimonio del defensor y acusador. Del testigo se requiere que él responda únicamente basándose en lo que observó y no en sus propias opiniones o suposiciones. Él debe presentar solamente el hecho. El cristiano se convierte en "testigo" de la fe cuando por medio de la palabra y el ejemplo de su vida, testifica una nueva vida en Cristo. El objeto del testimonio no es superficial, más bien es la experiencia espiritual interior.

Las Santas Escrituras denominan a Jesucristo como al "Mártir Justo" (Rev. 1:5; 3:14). Después de Pentecostés, los testigos son Sus discípulos: los apóstoles y los predicadores del Evangelio (Hechos 1:8 y 1:22; 1 Pedro 5:1; Rev. 2:13 y 6:9).

Esta es la forma en la cual el Señor se expresaba con respecto al propósito de Su venida al mundo: "Díjole entonces Pilato: ¿Luego rey eres tú? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquél que es de la verdad, oye mi voz" (Juan, 18:37; 8:32). La verdad sobre la cual testificaba el encarnado Hijo de Dios, no era una enseñanza filosófica abstracta, pero sí una revelación Celestial de Aquel que escuchó de Su Padre y vio en el mundo espiritual, de donde Él vino. Él nos revelaba todo como un Ser que tiene una enorme sabiduría y experiencia, y conoce muy bien la vida de los seres beatos en el Reino de Su Padre.

Aquellos que recibían Su testimonio estando aún en esta vida pasajera, eran unidos por Él a la vida beata de acuerdo a sus capacidades, anticipadamente, otorgándoles el sabor de la felicidad mediante la unión con Dios, y haciéndoles sentir una cálida y vivificante luz celestial. Aquella gente que conoció la beatitud de Dios, sola se convertía en testigo de Jesucristo por medio de la palabra y una vida virtuosa.

Para los apóstoles la experiencia espiritual se sentía muy profundamente. San Juan escribía con respecto a sí mismo y a los demás apóstoles lo que ellos experimentaban por medio de la cercanía con Cristo: "Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos mirado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida; (Porque la vida fue manifestada, y vimos, y testificamos, y os anunciamos aquella vida eterna, la cual estaba con el Padre, y nos ha aparecido). Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros: y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Y estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido" (1 Juan 1:1-4).

Si Jesucristo hubiese ofrecido únicamente ideas abstractas, estas ideas hubiesen sido recibidas pasivamente sin despertar drásticas divisiones dentro de la sociedad, lo que se observa en la historia cristiana. Las palabras de Jesucristo, como una fuerte luz, penetran en las tinieblas del alma del pecador, descubren delante de él toda la pobreza moral juntamente con las llagas arraigadas de su alma. Por esta razón, creer en Jesucristo y aceptar Su enseñanza, lleva inmutablemente a la reconstrucción de la ideología y a un cambio radical de la vida. Al mismo tiempo, esta luz espiritual profundiza más y más en los laberintos del alma del pecador, derrama un benéfico bálsamo, curando las heridas e infundiendo en la persona una fuerza moral vivificante, inspirándolo hacía una vida virtuosa. A medida de que la persona se purifica y se perfecciona moralmente, la benevolencia de Dios se experimenta con más intensidad. Delante de sus ojos espirituales se abren nuevos horizontes, comienza a entender con más profundidad la esencia de la vida espiritual, la vanidad y la mentira de la sociedad que la rodea y con más visibilidad toma el rumbo hacia la meta correcta y a las acciones positivas. Luego, basándose en la experiencia propia, finalmente comprende cuánto mejor y más hermoso es el deseo de una vida llena y perfecta con Dios en comparación con el estado interior vacío y oscuro. En verdad, el Reino de Dios se transforma para el fiel en un tesoro inestimable (Mat. 13:44) por el cual, para adquirirlo, él sacrifica todo lo que posee, incluyendo la vida.

Lamentablemente, no todos son capaces de ver la luz, no todos encuentran en sí las suficientes fuerzas para separarse de las malas costumbres, abnegar los bienes materiales para la renovación del alma. Por medio de los relatos evangélicos nos daremos cuenta que desde el primer día que el Señor comenzó a pronunciar Sus sermones, la sociedad humana comenzó a dividirse en dos grupos: aquellos que con alegría recibían la palabra de Cristo, y aquellos que se negaban a aceptarla. Más aún, existían aquellos que muchas veces no sólo ignoraban lo que el Señor les decía, sino se revelaban en contra de Él con odio e indignación. El Salvador así nos explica estas situaciones: "Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, porque sus obras no sean reprendidas. Mas el que obra verdad, viene a la luz, para que sus obras sean manifestadas, que son hechas en Dios" (Juan 3:20-21). En otras palabras, la enseñanza del Salvador posee la cualidad de abrir la verdadera disposición de la persona, sus ambiciones y preferencias secretas. La persona que era espiritualmente neutra y escuchó luego el sermón evangélico, no puede ya permanecer indiferente, o será Su discípulo, o Su enemigo.

El odio de los escribas y líderes religiosos hebreos hacia Jesucristo progresivamente aumentaba. Finalmente, este odio culminó en el juicio donde ellos lo calumniaron, sentenciaron a la muerte y luego consiguieron el permiso de Pilato para crucificarlo. De esta forma, el primer Testigo de la fe (Rev. 1:5), se transformó en el primer Mártir por ella. Pero Él mismo, por medio de Su resurrección, venció al demonio, el cual es el fundador y líder de la calumnia y de la muerte, convenciendo a todos que tarde o temprano la virtuosidad siempre triunfará.

La resurrección de Jesucristo y el descenso del Espíritu Santo eran aquellos dos famosos acontecimientos que definitivamente convencieron a los apóstoles en la veracidad de todo aquello que el Señor Jesucristo les legó y, como testigos de los acontecimientos evangélicos, decidieron dedicar sus vidas a la propagación de la fe de Cristo. Sus sermones, para ellos, eran como un testimonio de aquella vida beata que recibieron en Cristo. Así como durante la vida del Señor Su enseñanza atraía a unos y repelaba a otros, de la misma forma sucedía en los siglos consiguientes, dispersándose por diferentes países, como si dividiera a la gente en dos grupos. "No penséis que he venido para traer paz en la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para hacer disensión del hombre contra su padre, y de la hija contra su madre, y de la nuera contra su suegra," predijo el Divino fundador de la fe (Mat. 10:34-35).

La primer persona que murió por su fe en Cristo fue el diácono Esteban, el cual murió apedreado detrás de las paredes de Jerusalén muy pronto después del descenso del Espíritu Santo. Con el tiempo, en diferentes países y en diferentes circunstancias, murieron por la fe de Cristo sus discípulos y apóstoles. Por lo visto, el último que falleció por causas naturales, era el apóstol Juan, por su valor, firmeza y fidelidad con respecto a la Cruz del Señor.

Nerón (54-68) fue el primer emperador romano que comenzó una persecución masiva y sistemática de los cristianos. Durante su reino fueron ejecutados en Roma los apóstoles Pedro y Paulo. Los cristianos eran entregados a los circos para el entretenimiento de los romanos. En el circo los sometían a diferentes torturas, como por ejemplo, ser devorado por animales salvajes, o ser sumergidos en brea caliente, o encendidos como antorchas para alumbrar la ciudad.

San Justino, el filósofo, escritor (2º siglo), que también terminó su vida como mártir, ilustra en el siguiente relato cómo prácticamente el cristianismo dividió la sociedad, comenzando por la familia. En la ciudad donde él vivía, escribe San Justino, una mujer pagana se convirtió en cristiana. Debido a esto su esposo, siendo pagano, se llenó de odio hacía ella y se quejó a la corte regional. En vista que nada bueno esperaba a la mujer, ella consiguió una prorrogación del juicio para poder arreglar los asuntos de sus bienes. Mientras ella arreglaba sus asuntos, su esposo atrajo al juicio a un tal Ptolomeo, el cual, como él se enteró, introdujo a su esposa al cristianismo. Ptolomeo fue interrogado en el juicio, y cuando él reconoció enfrente de todos su fe cristiana, el juez lo condenó a la pena de muerte. En ese momento, dos personas que presenciaban el juicio comenzaron a protestar diciendo: "¿cómo puede ser que una persona honesta pueda ser sentenciada a muerte nada más que por sus convicciones religiosas?." El juez interrogó a los que protestaban para averiguar si ellos también pertenecían a la fe cristiana. Cuando ellos le respondieron que sí, él los condenó a muerte. Así sucedió mientras se preparaba el caso en contra de la mujer cristiana; tres cristianos perdieron sus vidas. Finalmente la mujer fue enjuiciada y condenada a muerte.

Todo comenzó, como explica San Justino, que la mujer, convirtiéndose en cristiana, no quiso participar más en los perversos placeres corporales de su esposo, considerándolos repulsivos, (2ª Apología de Justino al Senado Romano).

Aunque por nombre se conocen nada más que varios miles de mártires, en realidad, esta cantidad llega a los millones.

Las persecuciones de los cristianos nunca cesaban completamente, únicamente aumentaban o disminuían y cambiaban de un sitio a otro. Hubo ciertos períodos donde las persecuciones eran muy intensas y pesadas para los fieles. En los tres primeros siglos de la era cristiana las persecuciones eran encabezadas, en la mayoría, por los emperadores romanos. Después de un período comparablemente tranquilo, comenzó una nueva ola de persecuciones sangrientas iniciadas por los musulmanes árabes en los siglos 7–9; luego son remplazadas por los turcos en los siglos 13–18 (debemos mencionar sobre el contraste de los métodos que usaban los musulmanes para la propagación de su fe, en comparación de los métodos cristianos). Los apóstoles se acercaban a la gente con una palabra llena de amor; ellos estaban llenos de humildad y muchas veces fueron víctimas de parte de los incrédulos. Los musulmanes propagaban su religión por medio del fuego y la espada desde el primer día de su fundación. Finalmente, en las primeras décadas del siglo 20, con toda su fuerza y enfurecimiento, se dirigen en contra de los fieles — los ateos-comunistas. Debemos mencionar que cada persecución consecutiva era más cruel y sangrienta que la precedente. Las Santas Escrituras predicen persecuciones aún más terribles antes del fin del mundo.

De esta forma, la guerra en contra de la fe cristiana continúa durante toda la historia del Nuevo Testamento. Como explican las Santas Escrituras, la guerra es encabezada por medio del espíritu caído, el antiguo dragón que se considera el príncipe y líder de este mundo.

Pero habiendo sufrido la muerte física, los testigos de Cristo no padecieron. Todo lo contrario, ellos, como Él, triunfaron espiritualmente y ahora reinan con Él en el Cielo (Rev. 3:21).

Las condiciones en las cuales murieron los predicadores de la fe son muy individuales. Pero lo que tienen ellos en común es que el Señor Jesucristo y la vida plena de gracia que ellos recibieron por medio del cristianismo, fue lo más importante en sus vidas. "El cristiano es más capaz de entregar su vida por la fe, que un pagano entregar un pedazo de su manto por sus ídolos" escribió Orígenes (carta a Selsios 7:39, cap. 182-215). Para ellos abjurar a Cristo y Su enseñanza significaba rechazar lo más valioso, o sea, privarse de Dios y de la vida eterna. La idea de rendirse enfrente del mal y la calumnia con el propósito de asegurarse la existencia en esta vida terrenal insignificante, era recibida por los fieles como una terrible tragedia.

El martirio cristiano se distingue en su esencia con la abnegación de los fanáticos. El fanatismo es una ciega adicción o apego a una idea. Los fanáticos son capaces de entregar sus vidas para comprobar una idea. Por ejemplo: los monjes budistas se incendiaban ellos mismos para llamar la atención de la sociedad con respecto a sus problemas sociales. El cristianismo prohibe el suicidio, considerándolo un pecado mortal que no tiene perdón de Dios. "Mas cuando os persiguieren en esta ciudad, huid a la otra" (Mat. 10-23). Los mártires no morían para comprobar una convicción o idea, sino, porque ellos no querían perder la vida espiritual de la Gracia, recibida en Jesucristo. La vida eterna en el Cielo era más valiosa para ellos que la vida física y temporal aquí en la tierra.

"Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia" (Filip. 1:21), decía el apóstol Paulo. Él aconsejaba a los cristianos que ellos reciban las persecuciones por Cristo con alegría, como un honor y razón para recibir en el Paraíso más recompensa: "Porque a vosotros es concedido, por Cristo, no sólo que creáis en Él, sino también que padezcáis por Él" (Filip. 1:29).

Sabiendo muy bien todos los sufrimientos a los que serán sometidos Sus seguidores, el Señor Jesucristo los prepara con las siguientes palabras:

 

"He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos: sed pues prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. Y guardaos de los hombres: porque os entregarán en concilios, y en sus sinagogas os azotarán; Y aún a príncipes y a reyes seréis llevados por causa de mí, por testimonio a ellos y a los Gentiles... Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar; temed antes a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno... Y cualquiera que me negare delante de los hombres, le negaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos. No penséis que he venido para traer paz en la tierra: no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para hacer disensión del hombre contra su padre, y de la hija contra su madre, y de la nuera contra su suegra. Y los enemigos del hombre serán los de su casa" (Mat. 10:16-42).

 

Viendo la fe inquebrantable de los cristianos y esa firmeza con la cual ellos iban a los sufrimientos y a la muerte, muchos paganos se convencían de la veracidad de la fe cristiana, y se convertían también en cristianos. Comunican una gran verdad las palabra de Tertuliano (escritor del tercer siglo), que "La sangre de los mártires es semilla de los nuevos cristianos."

Los cristianos mártires son testigos de los dones eternos, de la riqueza espiritual y de la verdadera vida. Habiendo dejado este mundo penoso, ellos disfrutan ahora de la indescriptible vida feliz enfrente del Trono del Todopoderoso, de la misma manera como se le manifestó al apóstol Juan:

 

"Después de estas cosas miré, y he aquí una gran multitud, la cual ninguno podía contar, de todas gentes y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y palmas en sus manos; Y clamaban en alta voz diciendo: Salvación a nuestro Dios que está sentado sobre el trono, y al Cordero. Y todos los ángeles estaban alrededor del trono, y de los ancianos y los cuatro animales; y postráronse sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios diciendo: Amén: La bendición y la gloria y la sabiduría, y la acción de gracias y la honra y la potencia y la fortaleza, sean a nuestro Dios para siempre jamás. Amén. Y respondió uno de los ancianos diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido? Y yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han venido de grande tribulación, y han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero" (Rev. 7:9-17).

 

Por medio del sacrificio los mártires de Cristo testifican la real existencia de las riquezas espirituales y la existencia de otra vida que es incomparablemente mejor que la nuestra. Ellos nos llaman a batallar firmemente con la maldad, querer a Dios y estar consiente de la dicha de tenerlo a Él en nuestras almas. Por medio de las oraciones de los santos mártires, pediremos que Dios nos dé una sólida fe y firmeza, tan indispensable para el alcance de aquel desembarque tranquilo hacia el Reino de Dios.

 

 

Marzo.

 

Venerable Mártir Eudoxia.

14 mar.(1 mar. según el calendario religioso)

Santa Eudoxia era nativa de Samaría. Vivía en Heliopolis en Fenicia (al oriente de las montañas de Líbano y al norte de Palestina), durante el reinado del emperador romano Trajano (años 89-117). En su juventud era muy hermosa y esbelta. Llevaba una vida pecaminosa, vendiendo su cuerpo. Los ricos pretendientes y admiradores venían de diferentes países para ver a Eudoxia. Así con el tiempo ella se hizo muy rica y respetada por el poder local.

El Señor, queriendo salvar el alma de Eudoxia de la perdición eterna, hizo que un anciano monje, llamado Germán, visite el lugar donde vivía Eudoxia. Germán tenía la costumbre de leer en voz alta las Santas Escrituras. Casualmente Eudoxia escuchó cuando él leía las profecías sobre la segunda venida del Cristo y sobre el Juicio Final.

Lo que escuchó Eudoxia le causó una impresión muy grande y la desconcentró, porque ella comprendió que justamente a ella-pecadora la esperaba la penitencia que se profetizaba en la Biblia. Eudoxia conoció al monje Germán y supo sobre la fe cristiana y sobre la otra vida. Las palabras del monje cayeron sobre el pasto fértil. Ella empezó a creer en Cristo con todo su corazón y se bautizó. Donó todas sus riquezas a los pobres y se hizo monja en el monasterio más cercano.

Durante muchos años vivió en este monasterio y dedicó todos sus esfuerzos espirituales al ayuno, oraciones y a limpiar a su alma. Con los años ella alcanzó la madurez espiritual y fue elegida superiora del monasterio. Al asumir el cargo de superiora, Eudoxia empleó todos sus esfuerzos para hacer buenas obras. Ella daba ropa y alimento a los peregrinos, quienes visitaban el monasterio. Con sus oraciones curaba a los enfermos.

Así, durante 56 años Eudoxia se dedicaba a las buenas obras y a los esfuerzos espirituales. En el año 152, durante el reinado del emperador Antonino, ella terminó su justa vida como mártir. Por divulgar la fe cristiana calumniaron a Eudoxia de practicar brujería y superchería. Sin ser juzgada la llevaron al lugar de ejecución y ahí la decapitaron.

Así, santa Eudoxia, por sus esfuerzos monásticos, por sus buenas obras y por su muerte como mártir se hizo merecedora de la triple corona en el Reino Celestial.

 

 

Mártir Antonina.

14 mar. (1 mar. según el calendario religioso)

Pasaron muchos siglos y se perdieron los detalles sobre la vida cristiana de santa Antonina. Se sabe solamente que ella vivía en la ciudad de Nicea, región de Bitinia (noreste de la costa en Asia Menor, actualmente Turquía). En el año 302, durante la persecución a los cristianos por el emperador Diocleciano, mártir Antonina fue martirizada por negarse a hacer ofrendas a los ídolos. Después de largos suplicios la pusieron en una bolsa, la que ataron, y la ahogaron en un lago cercano.

 

 

Mártires Pablo y Juliana.

17 mar. y 30 agosto (4 mar. y 17 agosto según calendario religioso)

Mártires Pablo y su hermana Juliana (con ellos Cuadrato, Acacio y Stratónico) fueron martirizados durante el reinado del emperador Aureliano, cerca del año 273 en Ptolemaida, región de Fenicia. Mártir Pablo presenciaba el solemne recibimiento del emperador Aureliano. Cuando el emperador ingresaba a la ciudad de Ptolemaida, mártir Pablo se persignó. Por hacer esto, lo encarcelaron y después lo torturaron cruelmente.

Su hermana Juliana estaba presente y acusó a los torturadores de ser crueles y debido a esta acusación la torturaron también. Pero protegidos por Dios los mártires se curaron milagrosamente de sus heridas. Viendo este milagro, los tres torturadores — Cuadrato, Acacio y Stratónico creyeron en Cristo. Todos fueron decapitados.

 

 

Los 40 Mártires de Sebaste Valerio, Claudio, Leoncio, Teófilo y Otros..

22 mar. (9 mar. según calendario religioso)

En el año 313 el emperador Constantino El Grande firmó la ley sobre la libertad de cultos. Su coregente el emperador Licinio también firmó esta ley, pero en las regiones bajo su dominio se seguía la persecución a los cristianos. Cerca del año 320, en la ciudad de Sebaste, en Armenia, estaban estacionadas las tropas romanas. En el ejército había 40 guerreros cristianos, nativos de Capadocia (actualmente Turquía). El general romano Agrícola los obligaba a hacer ofrendas a los ídolos, pero los guerreros se negaron.

Entonces encarcelaron a los guerreros y los llevaron atados al lago cerca de la ciudad de Sebaste. Era invierno, atardecía. Desnudaron a los guerreros y los ubicaron sobre el hielo, que cubría el lago. El frío inmovilizó las articulaciones de los santos mártires y ellos empezaron a helarse. Para ellos esta tortura fue especialmente penosa porque sobre la orilla del lago pusieron una casilla caldeada. Quien quería salvar su vida tenía que decir al carcelero que él abjuraba al Cristo y entonces él podría entrar a la casilla y calentarse. Durante toda la noche los guerreros soportaron con coraje el frío intenso, alentándose unos a otros y cantando los himnos sagrados a Dios.

Cuando amaneció uno de los guerreros no soportó la tortura. Él salió del lago y se apuró a llegar a la casilla. Pero ni bien él sintió el aire caliente, cayó muerto. Al rato el carcelero Aglayo vio como sobre los mártires que quedaron sobre el lago empezó a brillar una luz sobrenatural. Aglayo fue tan conmovido con este milagro, que dijo que era cristiano y sacándose la ropa se puso al lado de los 39 mártires. Los torturadores, que llegaron poco tiempo después, vieron que los guerreros cristianos no se helaron, parecía que se habían calentado. Entonces los torturadores les rompieron las piernas con el martillo y los echaron al fuego. Los huesos carbonizados tiraron al río.

Tres días después, el obispo de Sebaste, en una visión vio a los mártires, quienes le contaron sobre su hazaña. El obispo Pedro juntó sus huesos y los sepultó solemnemente.

Los nombres de los mártires son: Kiurión, Cándido, Domno, Valente, Claudio, Prisco, Próspero, Juan, Aggay, Flavio, Acaeto, Eudecio, Alejandro, Domiciano, Leoncio, Atanasio, Cirilo, Nicolás, Melitón, Aglayo Valerio, Teófilo y otros.

El recuerdo de los 40 mártires es el más venerado. En el día de su recuerdo se hace más liviana la severidad de Cuaresma y se oficia la Liturgia.

 

 

Venerable Principe Rotislao.

27 mar. (14 mar. según calendario religioso)

Venerable Rotislao, príncipe de Kiev (bautizado Miguel) era el nieto de Vladimir Monómaco, hijo de Mstislao primero y el hermano del príncipe Vsevolod. Cuando Mstislao heredó el trono de Kiev, el dejó la señoría de Smolensk a su tercer hijo Rotislao, quien gobernó el principado de Smolensk durante más de 40 años. El fundó varias ciudades, edificó muchas iglesias y el Kremlin de Smolensk. Durante su gobierno se estableció la diócesis de Smolensk.

Durante los años 50 del siglo XII tuvo que participar en la lucha por la señoría de Kiev, que llevaban las familias de Oleg y los Monómacos. En el año 1159 Rotislao llegó a ser el príncipe de Kiev. Se distinguió por su alta moral cristiana: amor a sus subalternos, el deseo que todos estén bien, el olvido de las ofensas. Se sabe también que Rotislao quería ser monje, pero no pudo cumplir este deseo. Su confesor era Policarpo, superior de la Laura Kievo-Pechersk. El pueblo amaba a Rotislao. Regresando de una expedición militar a Novgorod, se enfermó y falleció en el año 1167. Lo sepultaron en Kiev en el monasterio de San Teodoro, fundado por su padre.

 

 

 

Venerable Alexis, el Hombre de Dios.

30 mar. (17 mar. según el calendario religioso)

En el siglo IV vivían en Roma acaudalados cónyuges Eufemio y Aglaya, conocidos por su caridad y compasión. Todos los días ofrecían comida a los pobres, huérfanos, viudas y peregrinos. Si un día había poca gente a comer, Eufemio decía con tristeza: "Soy indigno de caminar sobre la tierra de Dios."

Todos amaban a Eufemio y a su esposa, pero ellos no tenían hijos. Ambos sufrían y cada día rogaban a Dios para que les dé un hijo, quien les alegraría su vejez. Finalmente Dios escuchó su petición y nació el hijo a quien lo bautizaron con el nombre de Alexis. Los padres hacían todo lo posible para que el hijo crezca bueno y devoto.

Teniendo a sus devotos padres, quienes lo guiaban desde temprana edad, Alexis amaba al Señor, ayunaba, sé vestía humildemente y rezaba mucho. Cuando Alexis llegó a la mayoría de edad sus padres le encontraron una novia y los casaron.

En el primer día de su matrimonio, cuando los jóvenes esposos quedaron solos, Alexis se acercó a su esposa-virgen, le dio el anillo de oro, un cinturón de mucho valor y le digo: "Guarda esto y que Dios esté entre nosotros hasta que su bondad nos haga nuevos." Al decir esto Alexis se alejó.

Se sacó la rica vestimenta nupcial, se vistió como un simple aldeano, tomó un poco de plata y se fue a la casa de sus padre. A Alexis lo llevaban las palabras de Cristo: "Aquel quien deje la casa, o hermanos o hermanas, o padre, o madre, esposa, hijos o tierra en nombre mío, tendrá cien veces más y heredará la vida eterna" (Mt. 19:29). Presumimos que antes de irse de la casa de sus padres venerable Alexis consintió en casarse para asegurar el futuro de su novia.

Vagando por varios países, Alexis llegó finalmente a la ciudad Edesa. Ahí se encontraba el antiguo icono del Salvador, no hecho por manos. En Edesa Alexis dio a los pobres sus últimas monedas y empezó a vivir como mendigo cerca de la iglesia de Santísima Virgen — viviendo de lo que le daban. Alexis rezaba día y noche y comulgaba los domingos. Así durante 17 años él vivió en la miseria haciendo esfuerzos espirituales.

Poco a poco muchos habitantes de Edesa conocieron al mendigo que estaba sentado cerca de la iglesia y apreciaron su alta espiritualidad. Uno de los servidores de la iglesia vio en el sueño a la Santísima Virgen María, Quien le dijo: "Haga entrar a Mi Iglesia al hombre de Dios, porque sus oraciones llegan a Dios y como el rey tiene su corona así sobre él está el Espíritu Santo." El servidor se extrañó, no sabía quien era, pero la visión se repitió y la Madre de Dios indicó al mendigo que estaba sentado delante de las puertas de la iglesia.

A partir de este momento aumentó el aprecio a Alexis. Empezaron a alabarlo y citar abiertamente como un ejemplo. Entonces, para alejarse de la futilidad de la gloria, él se fue de Edesa. Llegó al mar Mediterráneo y se embarcó para ir a algún otro país. Durante la travesía se desató una gran tormenta y después de unos días el maltrecho barco llegó a Italia, cerca de Roma, donde años atrás vivía Alexis.

Ya sobre la tierra, Alexis se fue a su casa y en el camino encontró a su padre quien regresaba de la iglesia. Inclinándose delante de su padre, Alexis dijo: "Tenga piedad del mendigo y dadme un lugar en tu casa. Por eso el Señor te bendecirá y otorgará el Reino Celestial y si tenéis a alguno de los tuyos viajando lo devolverá." Estas palabras acordaron a Eufemio sobre su hijo desaparecido, se le cayeron lágrimas y él dijo que le den al mendigo una pequeña casa en su estancia.

Así Alexis empezó a vivir en la estancia paterna, sin ser reconocido, porque viviendo tantos años con privaciones quedó irreconocible. En la casa Alexis llevaba la misma vida como anteriormente en Edesa: oraba constantemente a Dios, comulgaba cada domingo, soportaba ser mendigo y se conformaba con muy poco. Era difícil para Alexis vivir cerca de sus padre, madre y esposa, ver su dolor por la pérdida de hijo y esposo. Así pasaron otros 17 años.

Cuando Alexis sintió que se acercaba su muerte, él escribió sobre un papel su vida, empezando por el día de su alejamiento de sus seres queridos y empezó a esperar la muerte.

El domingo siguiente el obispo de la ciudad de Roma, Inocencio, en la presencia del emperador Honorio oficiaba la misa. Había muchos fieles presentes. Durante la misa se escuchó la voz: "Busquen al hombre de Dios en la casa de Eufemio." El emperador preguntó a Eufemio: "¿Por qué no nos dijiste que en tu cada vive el hombre de Dios?" Eufemio contestó: "Vea Dios, no se nada."

Entonces el emperador Honorio y el papa Inocencio decidieron ir a la casa de Eufemio para conocer al hombre de Dios. Cuando llegaron a la estancia, ellos supieron de los criados que en la pequeña casa vive un mendigo que reza y ayuna.

Entraron a la casita y vieron a un hombre muerto acostado sobre el piso. Su cara resplandecía y su cuerpo exhalaba aroma.

El emperador vio el papel en la mano de Alexis, lo tomó y leyó en voz alta, entonces, finalmente Eufemio y todos los presentes supieron que el mendigo, quien vivía desde hacía tantos años ahí, era su perdido hijo. Los padres sufrían mucho porque tan tardíamente supieron sobre su amado hijo, pero al mismo tiempo se consolaban que él alcanzó tan alta santidad.

 

 

Mártires Crisanto y Daría.

1 abril (19 mar. según calendario religioso)

Santos Crisanto y Daría (con ellos Claudia, Hilaria, Jasón y Mauro) fueron martirizados en Roma en el año 283. San Crisanto fue el hijo de un senador ilustre. Tuvo una brillante educación y empezó a amar las letras desde su juventud. Compró el Evangelio y las epístolas de los apóstoles y los leyó con mucho interés. Lo maravilló la superioridad del Evangelio, pero no entendía muchas cosas.

La providencia de Dios hizo que Crisanto conociera a un sacerdote quien le explicó detalladamente la fe cristiana. Profundizando en el estudio del Evangelio y sintiéndose iluminado con la moral cristiana. Crisanto dejó los equívocos paganos de su familia y se bautizó. Crisanto quería convertir a otros paganos a la fe cristiana y empezó a predicar el Evangelio sin miedo.

Cuando su padre, un fiel pagano, supo del bautismo de su hijo y queriendo alejarlo del cristianismo lo encarceló dejándolo con frío y sin comida. Pero los sufrimientos solamente reforzaron la fe de Crisanto. Entonces, su padre lo liberó y lo casó con la joven Daría, sacerdotisa de la diosa Vesta, esperando que con la ayuda de ella el hijo regresaría al paganismo. Pero, muy pronto Crisanto convirtió a Daría al cristianismo y ella se bautizó.

Cuando falleció el padre de Crisanto, la casa de los jóvenes esposos se convirtió en el lugar donde vivían los cristianos. Más tarde, denunciaron al magistrado romano Claudio que Crisanto y Daría predican el cristianismo. Cuando Claudio vio con que firmeza soportaban los suplicios y los milagros que se producían, se convirtió al cristianismo con su esposa Hilaria y sus hijos Jasón y Mauro.

Como castigo y por orden del emperador, Claudio fue ahogado con una piedra atada al cuello y sus hijos fueron decapitados. La madre, Hilaria, falleció sobre las tumbas de ellos antes de ser martirizada. A Crisanto y Daría, después de horribles suplicios los enterraron vivos. Más tarde, para recordarlos, los cristianos de Roma se juntaban en una caverna cerca del lugar de su muerte. Cuando los paganos lo supieron obstruyeron la salida y todos los que estaban ahí fallecieron de hambre. Entre los que murieron se nombran al presbítero Diodoro y al diácono Mariano.

 

 

Mártir Lidia y su Familia.

5 abril (23 mar. según calendario religioso)

San Philito, su esposa Lidia y sus hijos Macedonio y Teoprepido fueron martirizados durante el reinado del emperador Adriano (años 118-138). Philito fue consejero del emperador. Sabemos muy poco sobre su familia. Sólo que los martirios de ellos empezaron en Roma y terminaron en Iliria. Tirados al aceite hirviendo quedaron inmunes. Pero queriendo llegar pronto a Cristo, los mártires pidieron la muerte y rezando se fueron con el Señor.

Viendo la inquebrantable fe de Philito y su familia, el general romano Agrícola y el carcelero Crónido creyeron en Cristo y también fueron martirizados.

 

 

Arcángel Gabriel.

8 abril (26 mar. según calendario religioso)

Al otro día de la fiesta religiosa la Asunción se recuerda al arcángel Gabriel (en realidad una reunión de oración en memoria) de quien vino a anunciar a la Virgen María el nacimiento de Ella del Salvador del mundo.

El arcángel Gabriel — es uno de los siete ángeles principales, quienes según el libro de Tobías "están en pie delante de Dios" (Tob. 12:15). El nombre Gabriel significa en hebreo "fortaleza de Dios."

El arcángel Gabriel se menciona varias veces en las Escrituras como mensajero celestial, enviado por Dios para anunciar Sus planes sobre la salvación de la humanidad.

Así el arcángel Gabriel apareció varias veces al profeta Daniel para revelarle el misterio de la llegada del Mesías, las persecuciones del anticristo y el fin del mundo (Dan 8:16, 9:21). Antes de la venida del Hijo de Dios al mundo, el arcángel Gabriel se presentó en el templo al sacerdote Zacarías y le comunicó la milagrosa concepción del Precursor de Jesús, Juan el Bautista.

Seis meses después él vino a Nazaret con el mensaje a la Virgen María — que Ella fue elegida para ser Madre del Cristo-Salvador (Lc. cap. 1).

Según la opinión de algunos padres de la Iglesia, el arcángel Gabriel fue enviado para apoyar al Salvador durante su oración en el huerto de Getsemani y después para anunciar a la Madre de Dios el día de su Dormición. Por esto, en los libros sagrados de la Iglesia, lo nombran como "el mensajero de los milagros."

Siendo el mensajero de Dios, de los hechos del antiguo y del nuevo Testamentos, el arcángel Gabriel debe estar muy cerca de Dios. El arcángel Gabriel se representa sobre los iconos algunas veces con el lirio blanco en la mano, que según la leyenda él trajo a la Virgen María en el día de la Anunciación.

Sobre la naturaleza, vida y servicio de los ángeles se detalla más en el librito misionero "Los Ángeles — mensajeros de la voluntad de Dios."

 

 

Mártires Alla y Larisa.

8 abril (26 mar. según calendario religioso)

Santas mártires Alla y Larisa fueron martirizadas con otros mártires en la primera mitad del siglo V en Gotia, donde fueron quemados vivos en la iglesia durante la Misa, por orden del rey Hunerico.

Santa Gaafa, la esposa de otro rey gótico, con su hija Duclida juntó los restos de los santos mártires y se refugió en Kisik (Crimea). Cuando Gaafa regresó a Gotia los furiosos paganos la lapidaron. Su hija, santa Duclida falleció en paz en Kisik.

 

 

Abril.

 

Beata María de Egipto.

14 abril (1 abril según calendario religioso)

Beata María, llamada de Egipto, vivía en la mitad del siglo V y al principio del siglo VI. Su juventud no prometía nada bueno. Ni bien cumplió los doce años de edad, María se fue de su casa en la ciudad de Alejandría. Sin la protección de sus padres, joven e inexperta, María se dedicó a la vida viciosa. No hubo nadie quien la pudo parar en el camino de la perdición, pero tentaciones y seductores hubo muchos. Así María vivió 17 años en el pecado, hasta que el Misericordioso Señor la hizo arrepentirse.

De acuerdo a las circunstancias, María acompañó al grupo de peregrinos que iban a la Tierra Santa. Sobre el barco, que llevaba a los peregrinos, María seguía pecando, tentando a los hombres. Cuando llegaron a Jerusalén ella fue con los peregrinos a la iglesia de la Resurrección.

La gente, en una masa compacta, entraba a la iglesia, pero María fue parada por una mano invisible en el umbral de la iglesia. No pudo entrar por más esfuerzos que hizo. Aquí ella comprendió que el Señor no le permitía entrar al lugar santo por ser ella pecadora.

Aterrorizada y muy arrepentida ella empezó a pedir a Dios perdón por sus pecados y prometía corregirse. Viendo en la entrada de la iglesia el icono de la Madre de Dios, María empezó a pedirle a la Madre de Dios que la defienda delante de Dios. Después de éste pedido ella empezó a sentir en su alma la serenidad y pudo entrar en la iglesia sin ningún impedimento. Llorando mucho al lado de la tumba del Señor ella salió de la iglesia hecha otra persona.

María cumplió su promesa de cambiar su vida. Saliendo de Jerusalén, ella se fue al desierto del Jordán y ahí estuvo casi medio siglo, completamente sola ayunando y rezando. Así con los severos esfuerzos espirituales María de Egipto pudo hacer desaparecer a todos sus deseos pecaminosos e hizo que su corazón sea un limpio templo del Espíritu Santo.

Starez Zósimo, quien vivía en el monasterio de Juan el Bautista, cerca de Jordán, por la providencia de Dios, pudo encontrarse con María en el desierto cuando ella ya era anciana. Él fue sorprendido por su santidad y su don de clarividencia. Una vez él la vio durante la oración como suspendida sobre la tierra, otra vez yendo sobre el río Jordán como sobre la tierra.

Despidiéndose de Zósima, beata María le pidió que venga otra vez dentro de un año para que ella comulgue. Starez regresó en el tiempo pactado y le dio la sagrada comunión. Después, al año cuando regresó al desierto esperando ver a la santa, la encontró muerta.

Starez sepultó los restos de la beata María ahí mismo en el desierto con la ayuda de un león, quien con sus garras cavó la fosa para sepultar a la beata María. Ella falleció en el año 521.

Así, de una gran pecadora, beata María se convirtió con la ayuda de Dios en una gran Santa y dejó un buen ejemplo de arrepentimiento. Se la recuerda el 1° de abril y el quinto domingo de la Cuaresma.

 

 

Venerable Mártir Vadim.

22 abril (9 abril según calendario religioso)

Venerado Vadim nació en la ciudad persa de Biplapete en una noble familia. Donó todos sus bienes. Él edificó fuera de la ciudad un monasterio donde más tarde fue el superior del mismo — archimandrita. Para pensar en Dios y para poder rezar más concentrado, él se alejaba algunas veces a la montaña desierta más cercana donde una vez tuvo la visión de Dios.

Durante el reinado del rey Sapor II (año 376), el venerado Vadim fue encarcelado junto con sus discípulos. Durante cuatro meses los martirizaban tratando que abjuren a Cristo. Pero los santos que profesaban la fe en Cristo soportaban todo esto con coraje. Un tal Nirsano, también encarcelado, cristiano, intendente de la ciudad de Aria, tenía miedo a los suplicios, abjuró a Cristo y prometió al rey cumplir cualquier orden suya. Entonces Sapor ordenó a Nirsano matar al archimandrita Vadim. Nirsano con las manos temblorosas empezó a pegar golpes con la espada al venerable Vadim y recién de muchos golpes pudo decapitarlo. Después fueron ejecutados los otros mártires.

Muy pronto Nirsano no pudo soportar los remordimientos de su conciencia y se suicido.

 

 

 

Mártires Agape, Irene y Quione.

29 abril(16 abril según calendario religioso)

Las mártires Agape, Irene y Quione eran hermanas. Vivían cerca de la ciudad de Aquilea al norte de Italia a fines del tercer siglo. Siendo muy jóvenes se quedaron huérfanas y decidieron no casarse. Eran muy devotas. Cuando el emperador Diocleciano visitó Aquilea, él empezó una feroz persecución contra los cristianos. Y muy pronto todas las cárceles estaban repletas.

Entonces fueron encarceladas estas tres jóvenes-vírgenes y sufrieron diferentes suplicios. Durante la ceremonia religiosa a estas santas mártires se dijo que ellas no tuvieron miedo de los ataques de las fieras, ni cuando les seccionaban partes de sus cuerpos, ni otros suplicios. Durante sus suplicios se produjeron varios milagros, pero los torturadores no los comprendieron. Finalmente, a Agape y Quione las quemaron sobre la hoguera y asaetaron a Irene. Esto pasó en el año 304. Los cuerpos de las santas mártires fueron sepultados por Santa Anastasia, llamada Desatanudos, porque ella aliviaba las cadenas — las dificultades de los cristianos encarcelados.

Estas tres hermanas tenían una fe inquebrantable en Dios, no se atemorizaron ante las amenazas de los torturadores, no tuvieron lástima por su juventud y fueran martirizadas por Cristo. Ellas entregaron la vida perecedera para obtener en Cielo la vida eterna. Ahora tienen la felicidad de estar en el Reino Eterno. Que con sus oraciones el Señor nos dé fuerzas en nuestros esfuerzos cristianos.

 

 

Los Mártires Victoria (Nike), Leónidas, Calina, Basilissa y Otras.

29 abril (16 abril según calendario religioso)

Los mártires Victoria (Niké), Leónidas, Hariessa, Galina, Basilissa, Calisa, Nunexia y Teodora fueron martirizados durante las persecuciones a los cristianos decretados por el emperador Decio (años 249-251) en Corinto, Grecia. Los paganos los tiraron al mar, pero ellos no se ahogaron sino caminaron sobre el agua como sí fuera tierra firme. Los martirizadores los alcanzaron con el barco, les colgaron piedras sobre el cuello y los ahogaron. Sucedió alrededor del año 251.

 

 

Beato Vitaliano.

5 mayo(22 abril según calendario religioso)

San Vitaliano nació en la segunda mitad del siglo VI. Siendo joven se fue al monasterio del beato Cerinto, cerca de la ciudad de Gaza en Tierra Santa. Ahí llevaba una austera vida monacal durante muchos años. A la edad de 60 años Vitaliano dejó el monasterio y se fue a Alejandría. En aquella época encabezaba la Iglesia de Alejandría el patriarca Juan, llamado Misericordioso (años 609-620), conocido por su santa vida.

En Alejandría Vitaliano empezó con un esfuerzo espiritual poco común, la salvación de las mujeres de mala vida de esta ciudad. Alquilaba un departamento. El monje Vitaliano trabajaba como jornalero y por la noche visitaba las casas donde trabajaban las mujeres de mala vida. Cuando entraba a la habitación de una de estas mujeres el entregaba la plata que ganaba durante el día y trataba de convencerla a dejar el oficio que ella ejercía. Después Vitaliano se arrodillaba y rezaba a Dios, mientras la mujer dormía. Pasaba que la mujer tocada por sus palabras y viéndolo rezar mucho empezaba a arrepentirse, se arrodillaba y empezaba a rezar. Por la mañana, antes de ir a trabajar Vitaliano hacia jurar a las mujeres que ellas no divulgarían los pormenores de su visita. Vitaliano tenía una libreta donde anotaba a todas las mujeres de mala vida que el conocía. Siempre las nombraba en sus oraciones.

Fueron varios años que Vitaliano llevaba este, poco común, modo de vivir. Los habitantes de la ciudad estaban indignados por el modo de vida indecoroso del monje y se enojaban con él. Una vez un indignado joven golpeó a Vitaliano sobre el cuello, gritando: "¡Vos avergonzáis la orden monacal y el nombre cristiano!." El beato Vitaliano soportaba con humildad todos los reproches, burlas y golpes, pidiendo a los que lo ofendían que no lo juzguen. Finalmente los clérigos de Alejandría se quejaron al patriarca Juan contra Vitaliano. Pero el patriarca dejó su petición sin respuesta.

Mientras tanto las buenas palabras, las oraciones y la vida ejemplar de Vitaliano tenían una buena influencia sobre muchas mujeres de mala vida Unas se fueran al monasterio, otras se casaron, otras empezaron a trabajar honestamente.

Cuando beato Vitaliano falleció, lo encontraron arrodillado ante el icono. En las manos tenía hoja de papel sobre el cual fue escrito: "¡Habitantes de Alejandría! No enjuicien al prójimo porque les parece que es pecador. No enjuicien a nadie antes del juicio de Dios." Antes del sepelio de Vitaliano, las mujeres que el llevó al buen camino se juntaron y dijeron al patriarca Juan y a mucha gente sobre la vida virtuosa del monje Vitaliano. Entonces muchos se avergonzaron por ofender a un hombre justo. El mismo patriarca Juan presidía el acto del sepelio del beato Vitaliano. Durante y después del sepelio se curaron muchos enfermos con tocar las reliquias del beato Vitaliano.

Así, el poco común esfuerzo espiritual del beato Vitaliano enseñó a muchos a no apurarse a enjuiciar al prójimo. En realidad nosotros solamente vemos el exterior del hombre, pero no sabemos lo que este hombre tiene sobre su corazón. Hay un dicho: "No juzguen al otro, para no ser juzgados."

 

 

Mega Mártir Jorge Vencedor.

6 mayo y 16 nov.(23 abril y 3 nov. según calendario religioso)

Mega mártir Jorge fue hijo de ricos y piadosos padres, quienes lo educaron en la fe cristiana. Nació en la ciudad de Beirut (antiguamente Berytos), al pie de las montañas de Líbano.

Mega mártir Jorge abrazó la carrera militar y se distinguía entre otros militares por su inteligencia, valor, fuerza física, porte militar y belleza. Pronto llegó a ser jefe de una legión y se convirtió en favorito del emperador Diocleciano. Diocleciano fue un talentoso gobernante, pero fanático de los dioses romanos. Se puso la meta de hacer renacer el moribundo paganismo y entró a la historia como uno de los más crueles perseguidores de los cristianos.

Escuchando una vez la inhumana sentencia sobre la exterminación de los cristianos San Jorge tuvo mucha piedad hacia ellos. Presumiendo que a él también lo esperan los sufrimientos, Jorge donó sus bienes a los pobres, liberó a sus esclavos, se presentó ante Diocleciano y dijo que es cristiano. Lo acusó de ser cruel e injusto. Las palabras de Jorge fueron un fuerte alegato contra el decreto imperial sobre las persecuciones de los cristianos.

Después de inútiles persecuciones de renegar a Cristo, el emperador ordenó martirizar a Jorge. San Jorge fue encarcelado, ahí lo acostaron sobre la espalda con los pies empalados y le pusieron una pesada piedra sobre el pecho. Pero San Jorge soportaba valientemente los sufrimientos y alababa a Dios. Entonces, los que lo martirizaban perfeccionaron la crueldad del martirio. Lo golpeaban con tendones de bueyes, le aplicaron el suplicio de la rueda, lo tiraban en cal viva, lo obligaban a correr con las botas con clavos adentro. Santo mártir soportaba estoicamente todo. Finalmente el emperador ordenó decapitarlo. Así, el santo mártir fue con Cristo en Nicomedia en el año 303.

A Mega mártir Jorge lo llaman también Vencedor por su valor y victoria espiritual sobre los martirizadores, quienes no pudieron hacerlo renegar del cristianismo, pero también por la ayuda milagrosa a la gente en peligro. Las reliquias del Mega Mártir Vencedor fueron sepultadas en la ciudad Palestina de Diospolis en la iglesia a su nombre y su cabeza se encuentra en la iglesia en Roma también a su nombre.

Mega mártir Jorge se representa sobre los iconos sentado sobre el caballo blanco y matando con su lanza al dragón. Es según la leyenda y se refiere a los milagros producidos después de su muerte. Se cuenta, que no lejos del lugar donde nació San Jorge, en la ciudad de Beirut, vivía en el lago un dragón. Este dragón comía a la gente de aquella región. Qué clase de animal era — pitón, cocodrilo o un enorme lagarto — no se sabe.

Para satisfacer y apaciguar al dragón la gente supersticiosa de aquella región empezó a dejarle, por sorteo, a jóvenes de ambos sexos para que los coma. Una vez le tocó ser víctima a la hija del gobernador de aquella región. La llevaron a la orilla del lago y la ataron, donde aterrada, ella esperaba la llegada del dragón.

Cuando el animal empezó a acercarse, de repente apareció un luminoso joven sobre un caballo blanco, quien mató con su lanza al dragón y salvó a la joven. Este joven era el Mega Mártir Jorge. Con esta milagrosa aparición el terminó con las muertes de los jóvenes de la región de Beirut y cristianizó a los habitantes de esta región, quienes eran paganos.

Se puede presumir que la aparición de San Jorge sobre el caballo para defender a los habitantes del dragón, y también sobre la milagrosa vivificación del único buey de un campesino fue la causa para venerar a San Jorge como protector de ganadería y defensor de los animales salvajes.

Antes de la revolución en Rusia, los habitantes de las aldeas rusas, recordando a San Jorge Vencedor en este día llevando los animales al pasturaje, después de oficiar una misa de gracia al Santo y bendecir las casas y los animales con agua bendita. El día del mega mártir Jorge en el pueblo ruso también se llama "Día de Jorge." En este día, durante el reinado de Boris Godunov, los aldeanos podían cambiar del amo-estanciero.

Mega mártir Jorge — protector de los militares. La imagen de Jorge Vencedor sobre el caballo simboliza la victoria sobre el diablo — "dragón antiguo" (Ap. 12:3, 20:2). Esta imagen fue incluida al escudo antiguo de la ciudad de Moscú.

 

 

 

Mártir Emperatriz Alejandra.

6 mayo (23 abril según calendario religioso)

Santa Alejandra, esposa del emperador Diocleciano, fue una cristiana secreta. Viendo la fuerza de fe del santo Jorge durante su martirio, ella decidió decir abiertamente sobre su fe en Jesús Cristo. Ella fue al lugar donde martirizaban a san Jorge, cayó a los pies del mega mártir y delante de todos dijo que era cristiana.

Enfurecido Diocleciano condenó a la emperatriz a muerte. Santa Alejandra recibió con coraje esta sentencia y humildemente iba al lugar de la ejecución, rezando y mirando al cielo. Durante el camino ella se cansó y pidió a los guerreros que le permitan descansar un poco. Se apoyó contra la pared de un edificio y falleció. Su tranquila muerte fue el 21 de abril del año 303, pero se la recuerda conjuntamente con el mega mártir Jorge el 23 de abril según el calendario religioso.

 

 

Mártir Anatolio.

6 mayo (23 abril según calendario religioso)

El recuerdo de los mártires Anatolio y Protoleón se hace en el mismo día con el santo Mega Mártir Jorge y emperatriz Alejandra. Viendo la fe y el coraje de san Jorge estos guerreros se hicieron cristianos y abiertamente lo dijeron. Fueron decapitaron ahí mismo.

 

 

San Esteban, Obispo de Perm.

6 mayo (23 abril según calendario religioso)

San Esteban nació en la ciudad de Ustiug en la mitad del siglo XIV. Desde su niñez tenía avidez de saber y era muy talentoso. Cerca de sus pagos vivían zirianes. Viendo siempre a los zirianes sobre la plaza del mercado en su ciudad natal Esteban quiso iluminar a estos bárbaros con la luz del cristianismo. Para prepararse Esteban se hizo monje en uno de los monasterios de la ciudad de Rostov (el monasterio de Gregorio El Teólogo), donde había una gran biblioteca. Cuando terminó el estudio de las Santas Escrituras y del idioma griego, San Esteban aprendió también el idioma de los zirianes. Después, usando las letras eslavas y griegas el preparó el alfabeto ziriano. Tradujo al idioma ziriano algunos libros sagrados y los libros de los oficios religiosos en el año 1379 y se fue allí para predicar.

Diez y siete años (primero como presbítero, después como obispo) estuvo instruyendo a los zirianes y tuvo que pasar por muchas tentaciones y ataques. Pero con humildad y dulzura, San Esteban vencía a sus adversarios y pudo cristianizar a muchos zirianes. El quemó el famoso templo pagano con todos los ídolos que se encontraban dentro y con la ayuda de los habitantes locales edificó la iglesia de la Anunciación en la principal ciudad de los zirianes, Ustvime (en la confluencia de los ríos Vima y Vichegda). Al mismo tiempo el enseñaba a los recién instruidos jóvenes zirianes a escribir y sobre la palabra de Dios. De acuerdo a los progresos de ellos, a unos los ordenaba como sacerdotes, a otros como diáconos y a terceros como lectores.

El enemigo más peligroso de San Esteban era un tal Pam, anciano — el mayor de todos los sacerdotes paganos. El tenía una influencia muy grande sobre los zirianes y frenaba el bautismo de ellos. También alejaba a los ya bautizados de la fe cristiana. Muchas veces discutían San Esteban y Pam y las discusiones duraban días y noches, pero Pam no cambiaba su fe pagana. Finalmente el famoso pagano ofreció a San Esteban pasar, los dos juntos, por el agua y el fuego para ver cual fe es la mejor. El no esperaba que el obispo acepte. Mientras tanto San Esteban ordenó prender fuego a una edificación y le dio la mano a Pam para que juntos pasen por el fuego. Pero Pam rechazó a pesar de las persuasiones y exigencias de los zirianes.

Entones los zirianes se echaron sobre Pam y lo querían matar. Pero San Esteban no lo permitió y exigió solamente que Pam se fuera para siempre de estos lugares.

Después de lo que pasó muchos zirianes se cristianizaron. Se edificaron varias iglesias y se fundaron monasterios. El pastor también se preocupaba con celo sobre el buen estado de sus fieles. Durante la hambruna el traía el pan de Vologda a Perm y lo repartía entre los necesitados. Consiguió del gran príncipe varias mejoras, defendía de las opresiones de parte de los boyardos y viajó a Novgorod para pedir que dejen de asaltar a las indefensas regiones de Perm.

Durante uno de sus viajes a Moscú, por los asuntos de sus fieles, San Esteban se enfermó y falleció (26 de abril del 1396). Sus santas reliquias están en Moscú en la iglesia del Salvador en el bosque.

 

 

Folleto Misionero # SA02

Copyright © 2002 Holy Trinity Orthodox Mission

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Editor: Obispo Alejandro (Mileant)

 

 

(vida_santos_2.doc, 05-31-2002).

 

 

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