Hermano José (Muñoz),

Guardián del Icono

Miróforo de Montreal.

 

Monje Vsevolod Filipiev

Traducido por Ludmila Betin / T. Morosoff

 

Contenido:

I. Introducción.

II. Vida Espiritual.

III. Su Servicio.

IV. Iconos.

V. Teologia.

VI. Signos sobre José. Rusia y el Exilio.

 

 

I. Introducción.

Rusia necesita el ejemplo de un verdadero monje, que renuncie totalmente al mundo y se entregue íntegramente a Dios… (José Muñoz)

Llave hacia la Identificación.

La aparición de una persona recta en el mundo siempre es un misterio.

Y los virtuosos de nuestros días son un doble misterio. Es que los primeros Santos Padres ya profetizaron que los rectos de los últimos tiempos van a pasar desapercibidos entre las personas, que ellos no van a hacer milagros visibles, y que sus sacrificios y su vida espiritual también van a quedar velados para el mundo.

José Muñoz Cortés, guardián del Santo Icono Miróforo de Montreal — no solamente fue un mártir cristiano, sino que también fue sin lugar a discusión, un gran virtuoso de nuestros días. Su vida, esta cubierta por un velo de misterios, esto, ya fue profetizado puntualmente que así iba a acontecer con los santos de los últimos tiempos. Nosotros solo podemos en silencio respetuoso observar la parte de su vida y de sus obras visibles para nosotros.

José, tal vez, es el virtuoso más reservado de los últimos diez años, o mas bien de los últimos cien años. Este es un breve resumen de algunos de los misterios de su vida.

Nosotros no sabemos todas las circunstancias de su niñez y ni de su adolescencia. Además, él mismo José pidió poco antes de su martirio, a la Casa del Icono de la Madre de Dios de Iver de Montreal — que nunca mencionaran nada sobre su familia cuando escribieren sobre su vida, (porque ésta fue una solicitud de su madre; esto es evidente que Dios se lo había dado a conocer). También están cubiertos con un manto de misterio las circunstancias de las relaciones de José con la celda monacal de la Natividad en el Monte Athos, en Grecia, donde en el año1982 recibió el Santo Icono Miróforo de Montreal.

Existen por lo menos dos versiones sobre la adquisición del Santo Icono, que se contradicen de alguna manera una con otra.

Otro cuestionamiento es: "¿fue José un monje?" El mismo lo confesó a varias personas muy allegadas a él, e inclusive les mostró su paraman (escapulario). Pero no hay ninguna confirmación de este hecho en la celda monacal mencionada, que seria el lugar más probable donde lo hubieran tonsurado.

El Staretz Clemente, superior de esa celda monacal, y padre espiritual de José, falleció medio año antes de su martirio, por lo cual es imposible conocer algo sobre su tonsuración.

Tanto José, como el padre Clemente se llevaron al Reino Celestial este secreto.

José a los 14 años, junto a otros allegados católicos, fue convertido a la fe ortodoxa por el Arzobispo ortodoxo ruso en el exilio Monseñor Leoncio de Chile. No todas las personas supieron que era ortodoxo. Algunos se enteraron después de su fallecimiento

José era una persona altamente espiritual y de mucho tacto, siempre tendía una mano a todas las personas aun a las pecaminosas, hecho que era cuestionado por muchos.

El staretz Clemente sabía sobre la proximidad del fallecimiento del hermano José, lo cual también se lo predijo, como asimismo le anunció sobre las calumnias que se iban a suscitar posteriormente a su muerte. Tampoco. se sabe sobre las personas que persiguieron a José antes de su muerte, y el porqué, el no hubiera tomado alguna medida sabiendo eso.

Finalmente existen dos datos sobre el nacimiento y deceso de José.

Nosotros debemos confesar que realmente, no podemos, por lo menos hoy, develar los misterios relacionados con el hermano José, y responder a todas las preguntas, que se han suscitado ante la investigación de unas cuantas variables planteadas sobre su vida.

De todos modos vamos a tratar de encontrar una llave hacia la personalidad del hermano José, y usando esa llave, vamos a tratar de describir su vida espiritual, y también darle una interpretación con fundamento a las etapas del servicio de esta increíble persona. Claro que no se puede narrar su vida utilizando una lógica comúnmente humana. Pero esto no quiere decir que todo lo que se relaciona con el no es lógico.

El hermano José, elegido por la Madre de Dios, tenía una lógica celestial (de lo eterno), y no una lógica mundana, tenía la más elevada y misteriosa lógica tradicional de la mística ortodoxa (clarividencia), porque este conocimiento no procede simplemente de algo racional o sensitivo, sino es un acto de revelación Divina que se manifiesta en una persona pura.

Por la gracia de Dios, José, en especial, durante los años de su servicio ante el Milagroso Icono, se transformó en una persona pura. En esta etapa se puede denominar a José como clarividente. José al tener revelaciones posteriores de la Providencia Divina en todas las circunstancias de su vida se manejaba y se sometía únicamente a la voluntad de Dios. Aquí otra vez debemos confesar, que no sabemos de qué manera se le revelaba a José la voluntad de Dios. Sin embargo se sabe que a veces el tuvo apariciones del mundo celestial, como por ejemplo, la visión de la Madre de Dios y de algunos santos.

Tampoco se interrumpía la comunicación con sus superiores espirituales. Por lo menos con dos de ellos: el Arzobispo Leoncio y la abadesa Magdalena, después de sus decesos se le aparecían a José y mantenían con él una comunicación.

En otras ocasiones, la voluntad de Dios se le daba a conocer a José a través de una visión interior de su alma, por la continua comunicación con el mundo espiritual a través de la oración.

José, antes de cada viaje con el Santo Icono, se arrodillaba y oraba para que la Madre de Dios le indique la voluntad de Su Hijo, y cuando se le daba el conocimiento de esa voluntad, el ya no la abandonaba por ningún motivo. Por ello, ocurría de que José de repente cambiaba de rumbo y se dirigía a otro completamente distinto, llamando con ello la atención y el cuestionamiento de algunas personas.

No siempre coincide la sabiduría terrenal con la celestial., José siempre elegía la celestial.

El siempre repetía la cita del Profeta Isaías "Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos — son los Míos, dice el Señor" (Isaías 50:8-9).

Cierta vez le preguntaron a José: "¿No Le resulta difícil a Ud. reunir la existencia de la actividad social y el sacrificio espiritual? A lo cual él le respondió: yo no tengo la culpa de que tengo ambas esencias.

Posteriormente una señora, que era espiritualmente cercana a José, cuando dialogaba con la abadesa Serafina, le hizo el siguiente comentario: Sabe Madre Superiora, yo creo que a José lo rodeaba un alo de misterio porque él, con un pie estaba en la tierra y con el otro estaba en el cielo. A lo que la Madre Superiora le respondió, ¡pero por Dios él siempre estuvo en el cielo!

 

 

II. Vida Espiritual.

La Oración.

La comunicación que tenia José con el mundo celestial se producía por su incesante oración. Nosotros le debemos agradecer a José el hecho de que por sus permanentes oraciones pudimos ver y estar ante el santo icono de la Madre de Dios de Iver de Montreal. Es que él trajo a Montreal, ese icono desde el Monte Athos, y comenzó a rezar con fervor diariamente ante él un Akathistos (Himno), a la Madre de Dios, después de lo cual del santo icono empezó a manar miro.

José no dejó el icono encubierto, después de prometerse que no iba a usar ese milagro para lucrar con él, o beneficiarse con el mismo, sino que lo hizo conocer a la gente. Lamentablemente algunas personas frecuentemente tomaban este milagro como algo común y cotidiano, sin embargo José decía "Muchos opinan que el Santo Icono siempre va a manar miro, pero él puede dejar de hacerlo."

Algunas personas pensaban que José, invocaba al Santo Icono que la gracia de Dios les fuera otorgada a los sufrientes, a través de la santa imagen.

El comienzo del obrar espiritual ortodoxo en José fue iniciado y sellado por Monseñor Leoncio de Chile. Posteriormente José tuvo respuestas (no con frecuencia) de los cuestionamientos de su vida espiritual, de personas benditas, como el Arzobispo Antonio del Sur de Europa, la Abadesa Magdalena del monasterio de Lesna de Francia, la Abadesa Serafina de Bulgaria y, también de su último padre espiritual, el padre Clemente de Monte Athos.

A través del siguiente episodio podemos observar, como ejemplo, la fructífera influencia del Arzobispo monseñor Leoncio. Cierta vez una persona allegada a José se puso mal, pues José le hizo una observación espiritual muy seria, a lo cual él le respondió: ¿porque se ofende,? monseñor Leoncio fue conmigo¡mucho mas duro que yo con Ud!

Ciertamente monseñor Leoncio le exigió muchísimo a José, hizo de él, un verdadero monje, le enseñó el obrar en la incesante oración de Jesús y la revelación de los pensamientos.

José decía que la oración de Jesús le permitía hacer los innumerables viajes con el santo icono. Es que durante sus viajes él no podía realizar sus acostumbradas oraciones reglamentarias, ni tampoco tenia las fuerzas para hacerlo, pero la oración de Jesús lo cubría todo, y sin ella él no hubiera podido hacer nada. El padre Clemente lo bendijo también con esta oración que suplía las oraciones reglamentadas.

Aquel que ha viajado con José, se daba cuenta que él frecuentemente, se sentaba de acuerdo a las costumbres de la tradicionales monacales, inclinaba la cabeza hacia las rodillas y rezaba profundamente, con el rosario José, trataba de releer diariamente, en los breves periodos de permanencia en su casa de Montreal, los oficios del año. Rezaba a través de libros escritos en francés. A la noche, el trataba de recluirse para poder leer el oficio y rezar con el rosario.

Su habitual norma era rezar 1000 oraciones a Jesús. Diez veces de a cien el recomendaba a aquellos que le pedían un consejo sobre normas de oración, rezar la oración a Jesús unos cuantos cientos, digamos cuatro, y después de cada 100 rezar la oración a la Santísima Trinidad "¡Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros!"

Para un mejor recogimiento y concentración en la atención del sentido del oficio en el templo, José recomendaba utilizar la abreviada forma de la oración de Jesús "¡Señor ten Piedad!"

Al estar en el Monte Athos después de haber conocido la práctica lugareña de la rapidísima lectura verbal de la Oración de Jesús, José decía que en principio ese método no es malo, pero siempre que la Oración de Jesús se realice sin otros pensamientos.

Durante la oración, José se mantenía erguido de pie, no se sentaba, pese a que eso le resultaba un sacrificio dado su poca salud. José opinaba que es muy importante ser constante con la oración. El aconsejaba "Uds. Tienen una norma de oración, pues síganla, no se aparten de ella. También consideraba que diariamente cada persona debía dirigirse a Dios (rezar) aunque sea un poco con sus propias palabras, pero nunca en forma teatral.

El Señor por su permanente sacrificio espiritual a través de la oración lo dignificó con benditos consuelos. En un momento dado, él confesó, que hacia él había llegado una oración especial y que él la podía retener. Seguramente se debió referir a la oración auto dinámica del corazón. Otro fruto del obrar de la oración es la clarividencia de la gracia Divina, bajo la forma de luz no realizada por la mano del hombre. José vio los destellos de luz que brotaban del santo icono Miróforo, y algunas veces veía los destellos de luz que desprendían las personas después de tomar los Santos Sacramentos.

Tentación y consuelo.

El fortalecimiento a través de la oración le permitía a José superar todo tipo de tentaciones, pero, eran pocas las personas que lo sabían. A veces en algunas reuniones José comentaba, qu él tenía una lucha muy fuerte, con el demonio de la gula que le infundía el deseo de comer carne, pero que él se reprimía por su pensamiento ascético (monacal), pero que seguramente dado su estado de salud su organismo se lo pedía.

El demonio de la fornicación odiaba en especial a José por su castidad (pureza).

Hubo un suceso así: una señorita poco arropada dominada por la voluptuosidad, buscaba por la fuerza despojar a José de su castidad, pero aquel asemejándose al justo San José, echó a la joven, por lo cual ella odió al casto José. De todos modos ella lo siguió persiguiendo

Tenía también una lucha de otro tipo, mucho más difícil que la corpórea: el demonio lo sojuzgaba con luchas de pensamientos, buscando llevarlo a la desesperación.

A veces tenía noches sin sueño muy martirizantes en las que José ni siquiera podía persignarse, en las cuales con gran esfuerzo susurraba como si hubiese sido trasladado vivo al fondo del infierno. La oración de Jesús que mencionamos es: "¡Señor Jesucristo! ¡Hijo de Dios! ¡ten piedad de mi pecador!"

En ocasiones el Señor le permitía ver a los espantosos y ruines demonios. Ello ocurría cuando él rezaba por las personas que se encontraban sometidas a grandes tentaciones, y entonces en esos momentos le eran mostrados esos demonios, que eran los culpables de esas instigaciones.

Había también otras situaciones en las cuales los demonios infundían temores. Cierta noche a José y a un amigo suyo, que en esos momentos pernoctaba en su casa, se les presentó al mismo tiempo el demonio a través de un sueño, que golpeaba e intentaba destrozar la puerta de su casa. José se levantó, roció todo con agua bendita, inciensó con incienso, y las atemorizasiones no se repitieron.

El demonio de distintos modos a través de las personas se levantaba contra José. Llegaba a lo irrisorio. Por ej., a José lo inculpaban muchas veces de utilizar magia negra para que el Santo Ícono manara miro, acusándolo de utilizar para ello su mágico cordón, el cual el llevaba siempre consigo…Cuando en realidad ese cordón era su rosario, que él usaba para rezarle al Señor.

A veces sucedía que los viajes de José con el Santo Icono provocaban reacciones negativas en las personas como por ej.: sospechas, recriminaciones y enojos. Había algunos que se ofendían por que él prefirió visitar otra diócesis, o porque fue a ver a un sacerdote no tan digno como otros. Todo ello lastimó mucho el alma de José, ya que cuando él visitaba a alguien con el Santo Icono, lo hacia por amor con la conciencia tranquila, y sin dobleces o segundas intenciones ventajosas o ideológicas

Pero el Señor no descuidaba a José, ya que lo instruía y lo fortalecía a través de otros superiores. Ellos lo aleccionaban "Reza, y no prestes atención a las calumnias y a los ataques." Y él oraba.

En la vida de José ocurrían a veces milagros totalmente inesperados que le traían consuelo espiritual. Uno se podría preguntar:¿qué otros milagros le podrían acontecer a un siervo del Señor? Pero le sucedían. Uno de ellos le aconteció en el año 1983, poco después de la aparición del Santo Icono. El padre espiritual del Monasterio de Lesna archimandrita Arsenio al tener el conocimiento de la aparición del Santo Icono en Montreal viajó para rezar ante la imagen. Pero ocurrió que en ese día José había decidido recluirse en completa oración para poder escribir (pintar) un icono. Con este objetivo el resolvió desconectar el teléfono y el timbre y cerrar las dos puertas con todos los pasadores. ¿Y que pasó? De repente escucha a sus espaldas: "¡Jesucristo Resucitó!" Se da vuelta y lo ve al padre Arsenio. Entonces José le pregunta "¡Padre! ¿como es que Ud entró aquí, si yo cerré todo? — el padre Arsenio le respondió: "yo pronuncié" ¡Jesucristo Resucitó!" y entré. De vez en cuando le ocurrían en la vida a José sucesos como este, para fortalecer sus fuerzas espirituales.

El Señor a través de su gracia también renovaba las fuerzas físicas de José. Hay que decir que si no fuera así a pesar de su cuerpo atlético, su salud no hubiera respondido frente a tanta carga y sacrificio espiritual que el realizaba. El padecía entre otras dolencias, de diabetes.

El siempre acompañaba a la Santa Imagen Mirófora de la Madre de Dios, y fue sanado milagrosamente unas cuantas veces.

Veneración de Santas Reliquias e Iconos.

Diariamente José tres veces por día inciensaba ante la Santa Imagen Mirófora de la Madre de Dios como también ante otros iconos y reliquias. Por tal motivo su casa tenía un aroma tan precioso.

A José le regalaban óleo y velas de cera para que las prendiera frente al Santo Icono. Tres hermosas lámparas estaban colgadas delante del kiot de esta Santa Imagen iluminándola con una luz tenue y a ambos lados estaban las velas de cera, y muchas otras lámparas estaban colgadas en otros lados de su casa. José tenía una costumbre muy piadosa, cuando rezaba ante el Santo Icono de la Madre de Dios él prendía una lámpara ante la Santa Imagen en nombre de la persona por la cual oraba y que en ese momento necesitaban mucha ayuda. Ante el Santo Icono a veces había prendidas varias lámparas.

José tenía muchas Santas Reliquias. La bendición para conservar las Santas Reliquias la obtuvo de su abad Monseñor Leoncio. El mismo le regaló sus primeras Reliquias. Cuando a José lo observaban diciendo que una persona mundana no podía tener Santas Reliquias en su casa, el contestaba que en nuestros tiempos se pueden dar excepciones. Tal vez es, porque en caso de persecuciones, las Santas Reliquias están sometidas a menores peligros en los domicilios de los particulares que en los mismos templos.

Esto lo sabía el mismo Monseñor Leoncio que sufrió persecuciones en Rusia a causa de su fe, por lo cual él bendecía a los laicos piadosos, para que guardaran las Santas Reliquias en su domicilio. Además José sostenía, que en nuestros tiempos, a causa del repliegue de la fe, el tener Santas Reliquias para un creyente representa un gran fortalecimiento, consuelo y protección para si mismo. Por ello él con gran alegría compartía las Santas Reliquias con otros cristianos.

Teniendo un centenar de reliquias él nunca consideró, que él era un elegido, o que era debido al fruto de sus esfuerzos. El creía que de acuerdo a la Providencia Divina tanto los Iconos como las Santas Reliquias estaban en donde era la voluntad de Dios, y de que no hay ni un poquito de casualidad en su aparición o su ocultación.

Conocimiento de la Palabra de Dios y del Santo Sacramento de la Comunión.

Inagotable fuente de fortalecimiento espiritual eran para José las Sagradas Escrituras. La lectura diaria de la Palabra de Dios — era el alimento más importante de su alma.

José consideraba que era muy importante para la vida leer cada mañana en forma continua, un capitulo del Antiguo Testamento, uno del Evangelio y uno de los Hechos de los Apóstoles. Además después de haber leído el Evangelio anotar en un cuaderno, el versículo que uno mas se acuerde para que durante el día mentalmente uno vuelva hacia lo leído. Esto era lo que él recomendaba a cada persona que acudía a él solicitándole un consejo espiritual.

Con gran devoción tomaba José los Misterios de la Iglesia Ortodoxa, el Sacramento de la Santa Comunión de la Sangre y el Cuerpo de Jesucristo. El se preparaba para la Comunión en forma muy meticulosa, pero no comentaba a nadie de sus sacrificios espirituales, los cuales quedaban entre Dios, su padre espiritual, y él. Después de tomar la Santa Comunión él trataba de recluirse en su casa y pasar el día solo con el pensamiento y la oración en Dios.

A sus más allegados les decía "Después de tomar la Comunión, ese día, es su día con El Señor y hay que guardar Su gracia para no malgastarla en simples conversaciones y distracciones."

Revelación de pensamientos.

La revelación o la confesión de pensamientos que se considera como parte integrante inseparable del obrar sabio fue de por vida un agregado acompañante del hermano José.

La revelación frecuente de pensamientos desarrolla en las personas la costumbre de cuidar su estado interior: descartar los pensamientos impuros y rechazar los deseos del maligno. José durante su vida, llevó interiormente con sacrificio espiritual la lucha con sus pensamientos, y consiguió en eso resultados muy significativos.

Una vez el reveló, que por gracia de Dios a partir de un momento determinado de su vida, el logró totalmente alejar de su mente todo pensamiento extraño, y rechazar todo deseo del enemigo (del demonio), y que a partir de allí, el empezó a desconocer tener deseos pecaminosos y la mente dispersa. Los Santos Padres denominan como sensatez el estado que logró tener José.

Basándose en su propia experiencia, José aconsejaba a otros que rechazaran inmediatamente los deseos y pensamientos impuros.

Muchas fueron las personas que se consideraron como confidentes de José. Pero él revelaba a unos determinadas cosas y a otros — otras, de todos modos la imagen de su vida fue abierta para muy pocos. Sus padres espirituales sabían de él todo, aun sin que se los confiara especialmente. Así, contaba José que el padre Clemente, su padre espiritual, siendo clarividente, al confesarlo le decía sin equivocarse sobre su estado espiritual.

Algunas personas fueron para José sus hermanos y hermanas espirituales. También el tuvo hijos espirituales que se dirigían permanentemente a él para recibir sus consejos. Hay que admitir que la gente se apegaba a José aun antes de ser él el guardián del Santo Icono Miróforo. Durante los años que él fue docente, sus alumnos se acercaban y le confiaban sus pesares del alma. Pero claro, después que José fue reconocido como el guardián del Santo Icono, cientos y cientos de personas sufrientes lo buscaban para recibir sus consejos para sus problemas martirizantes.

 

III. Su Servicio.

El don de humildad, amor, consuelo, sabiduría, y clarividencia.

¿Con que José atraía hacia sí la atención espiritual de cientos y cientos de personas? Lo respondemos con una sola palabra: con amor. Su fuerza estaba en su amor cristiano. José no tenía en gran medida simpatía o antipatía hacia alguien. El quería a todos por igual, y siempre decía que en cada persona hay que ver a Nuestro Señor Jesucristo. El consideraba que a toda persona él le estaba obligado y que le debía algo, y que a él nadie le debía. El carecía en absoluto de egoísmo.

José no guardaba hacia nadie ningún mal pensamiento, y estaba totalmente convencido de que toda persona podría cambiar para mejor. Cuando alguien le pedía perdón por haberle ocasionado algún daño él jamás preguntaba el porqué. Cuando le preguntaban a José como es que el perdonaba con tanta facilidad entonces el respondía que "Si el Señor perdonó a la mujer pecadora, sin pedirle respuestas, pues quién era él para cuestionarle algo a alguien." "Yo soy mucho peor que aquel que piensa que me ofendió en algo."

Iluminado por la gracia Divina, José consiguió el don del amor. El se hizo merecedor de ese don por su permanente esfuerzo de voluntad y su perseverante trabajo consigo mismo.

Pero el don de todos modos se queda gratuito. José obtuvo de Dios amor y humildad por la intercesión de la Madre de Dios, ya que, desde el momento en que él recibió el Santo Icono, él le rogaba a la Purísima Madre de Dios para que le otorgue amor y humildad. Y le suplicaba eso a la Madre de Dios, porque para aquél entonces ya se le había revelado todo su futuro camino espinoso, y toda la cruz de su obra.

Como ejemplo de su mansedumbre y humildad vamos a explicar este hecho.

José al encontrarse con unos jóvenes americanos en el monte Sinaí al presentarse, comentó que era de Canadá de (Quebec). Los jóvenes le dijeron que escucharon que en la ciudad de Montreal hay un Santo Icono Miróforo. José les respondió qu él sabe de ello, pero no les confesó de que él era el guardián de esta Imagen Milagrosa.

José que amaba al prójimo como corresponde, sufría mucho al ver que muchas personas creyentes carecían de ese sentimiento, al mostrar envidia, odio, o que calumniaban al prójimo. Una vez José escribió en su diario "¡Señor qué triste estoy por todo!"

También es necesario recalcar su noble tendencia hacia la verdad y la justicia.

El sufría mucho dolor por la injusticia y las calumnias que eran dirigidas hacia otros, y arremetía contra ellos defendiendo a los terceros sin ningún temor (sin embargo la injusticia y las calumnias que él tenía que soportar dirigidas hacia él, las soportaba con mucha humildad y mansedumbre). Asimismo él humanamente algunas veces se equivocaba, en algunos puntos de vista, pero en cosas de la vida mundana o administrativo eclesiástica sin afectar la vida espiritual.

¿En que consistía la ocupación del guardián del Santo Icono Miróforo? En que José viajaba por todo el mundo con el Santo Icono, permitiendo de esa manera que la gracia de su Santa Imagen Milagrosa se trasladase e irradiase a todos: en la diócesis, en las casas particulares, nosocomios, y además cuando él interactuaba con la gente trataba de inducirles el destello del amor cristiano. Durante estos viajes José estaba abierto a todas las personas. Muchas veces el comenzaba una conversación con personas poco conocidas o totalmente desconocidas. Al conversar con las personas trataba de desviar su conversación hacia temas espirituales y de una u otra manera, interesar al otro con la verdad cristiana. Esto lo hacia con mucho tacto como un psicólogo o un excelente visionario.

Aun ante la falta de riqueza material, José encontraba siempre la posibilidad de ayudar materialmente al necesitado. El don de la compasión lo poseía desde su niñez. Cuando su madre todos los meses les daba a sus hijos un poquito de dinero. José lo recibía no le decía a nadie de ello, iba al templo más cercano y lo repartía entre los pobres.

A José le agradaba mucho visitar a los enfermos con la Santa Imagen. A veces iba al hospital sin que nadie lo supiera Cuando iba de visita a las clínicas no hacia jamás ninguna distinción con los enfermos de otra religión. José sabía que lo más importante para un cristiano es "el amor." Pues él se convirtió en cristiano ortodoxo, no por la influencia de alguna persona que lo evangelizara, si no porque al pasar por "casualidad" por una humilde Iglesia en Chile (católica ortodoxa en el exilio) Monseñor Leoncio le dijo con amor ¡No, mi niño! acá tú no entraste por casualidad," — y añadió sonriendo mansamente — "¡vuelve nuevamente!"

En esos momentos en la mente de José surgió este pensamiento: Si este Monseñor, ¡es tan pobre y tiene tanto amor! seguramente ¡ésta debe ser la Iglesia de Cristo! Por ello no nos extraña, que José al convertirse con amor en cristiano ortodoxo se transformó en un servidor del Dios- Amor, y fue su servidor hasta la muerte. El servicio de José, estaba fundamentado en su profunda fe de que Dios, el Cual es Amor, vino a este mundo pecador y actúa en él realmente.

José veía todos los días el gran amor de Dios por toda la humanidad, al percibir el milagro del miro (crisma) que manaba de la Santa Imagen por voluntad de Dios, y advertía, que ese amor alcanzaba a todas las personas sin exclusión, tanto a pobres como a ricos, instruidos o ignorantes, jóvenes o ancianos, hombres, mujeres o niños.

José iba hacia esas personas como un apóstol del Amor, seguía las huellas de Jesucristo, que compartía su cena con pecadores. Muchos criticaban a José por imitar la vida de Jesucristo, le criticaban el hecho de que el Guardián del Santo Icono no debía tener ninguna amistad con las personas pecadoras o dudosas. Pero José seguía su obra haciendo caso omiso a los que lo criticaban.

José permanentemente se vinculaba con Obispos, sacerdotes y monjes. En muchos ejerció una gran influencia espiritual. A dos Obispos los preparó para el paso al otro mundo. También se sorprendía como un niño y decía: no entiendo ¡como un obispo puede tenerle miedo a la muerte! José no tenia miedo a la muerte, porque él confiaba en el amor y la misericordia Divina. Después que él conversó y rezó frente al Milagroso Icono Miróforo los obispos mas arriba mencionados lograron su paz trasladándose hacia el Señor.

Dios le otorgó a José el don de la sabiduría (razonamiento). Como se sabe los Santos Padres anteponen este don a otros. José podía explicar en forma increíblemente clara cualquier tema sumamente difícil teológico o de la vida espiritual, podía desenmarañar cualquier tema contradictorio del alma humana, hallar y explicar la salida a un camino simple en situaciones muy difíciles de la vida.

Asimismo José poseía un sentido y una percepción espiritual muy profunda. Eso se podía percibir pues José podía distinguir entre una señal que era una pequeña revelación del Señor, a las que mucha gente no les daba importancia y José aceptaba esos signos del Señor, para conocer así la voluntad de Dios. También aconsejaba a otros que "observen esos signos." Otras veces les señalaba a las personas signos evidentes que se le aparecían en su vida, de los cuales ellos ni siquiera se daban cuenta. José poseía mucha percepción espiritual. El percibía la pureza o la iniquidad de la persona.

Por ejemplo, él contaba que cuando se acercó para recibir la bendición del Metropolitano Filareto, sintió la fuerza de la bendición a tal punto que percibió ¡como un hormigueo en todo su cuerpo!

Para brindarle ayuda al prójimo, Dios le dio el don de clarividencia. El manifestaba que muchas cosas se le revelaban, pero que él no deseaba demostrarlo, para no alejarse de la atención del Santo Icono de la Madre de Dios, pues su deseo era ser Su humilde guardián.

Y muchos son los que testimonian sobre su increíble clarividencia. Así es como muchas veces el llamaba por teléfono a personas que necesitaban apoyo espiritual, o iba a su casa con el Santo Icono Miróforo, antes de que se lo pidieran. Cierta vez, José le dijo a una persona que era muy cercana a él, la cual lo consideraba como su instructor espiritual: "Sepa que yo lo veo a través suyo (como es Ud internamente)." Y estas no fueron unas simples palabras, la persona mencionada lo corroboró varias veces.

La sierva de Dios L. recuerda, que en su primer encuentro con José él le contó, como si se tratara del relato de una amiga personal, toda su vida (de ella, de L.), y luego le recomendó que "su amiga" debería hacer esto, y aquello. En conversaciones posteriores con la mujer, aun sin referirle ella sus pesares por delicadeza y vergüenza, José como si viera a través de ella, le daba consejos espirituales y la instruía de qué manera ella debía luchar con la pasión que la atormentaba. José, también le comentó, que él siempre percibía cuando ella sufría y estaba mal, y que en esos momentos se ponía a rezar por ella con más fuerza. Algo semejante les ocurría a otras personas.

Con su clarividencia José ayudaba a mucha gente, pero asimismo él sufría por ello. Es que a él le eran revelados muchos secretos de los transgresores, él veía al descubierto mucha suciedad del alma humana. Por ejemplo él se apenaba mucho, al sentir que muchas personas venían al templo, y hasta ante el Santo Icono Miróforo, no para rezar sino para mostrarse unos delante de otros. José vertía lágrimas en forma invisible para el mundo, pues sufría por las bajezas de la decadencia de la naturaleza humana.

Instructor Espiritual (Starchestvo).

Remarcamos que José, sin discusión, obtuvo del Señor, grandes dones espirituales. Estos dones que él consiguió fueron la humildad, el amor, el consuelo, la oración permanente, juicio, la clarividencia y el razonamiento (sabiduría espiritual). Al ser poseedor de semejantes dones espirituales hicieron que José fuera dentro de su género un instructor espiritual predestinado por la Providencia Divina hacia lo clerical. No por casualidad algunos lo consideraban como su propio instructor espiritual, y con mucha seriedad prestaban gran atención a sus palabras y consejos. Pero sin embargo José nunca se consideró a si mismo como un instructor espiritual y no buscaba tampoco ser parte del clero.

A él no le gustaba y se apartaba de toda honra clerical. Una vez él observó muy seriamente a una mujer que se arrodilló ante él por respeto.

Antes de proseguir con el relato sobre el servicio de instructor espiritual de José, queremos decir unas cuantas palabras sobre los instructores espirituales en general. La aparición de los instructores espirituales es multifacético. Al ser una aparición totalmente espiritual, y no de una estructura administrativa, el instructor espiritual se manifestó de manera diferente en distintos periodos de la historia de la Iglesia. En las primeras épocas cristianas ello fue conocido como una instrucción o profetización (profetización es lo mismo que posteriormente la clarividencia), esto está expuesto en las memorias de los relatos de la Iglesia del siglo II "Didaji."

A principios del siglo 4 la instrucción espiritual estaba dada por los superiores de los monjes. La formación espiritual, siempre floreció entre los monjes en Rusia y en particular entre muchos formadores espirituales de Optina. Pero en todos los tiempos hubo formadores espirituales también entre los bienaventurados laicos por ejemplo el (instructor espiritual) Staretz Teodoro Kusmich. Hubo también obispos formadores espirituales. Por ejemplo San Ignacio (Brianchaninov) San Teófano el Recluso y otros. Es increíble también, como florecieron simultáneamente los formadores espirituales, entre los obispos rusos en el exilio durante el siglo 20. Aquí podemos mencionar inmediatamente después de San Juan Maximomvich, a muchos obispos formadores, hasta llegar al hace poco fallecido arzobispo Antonio (Medvediev). El formador espiritual no está sujeto a algún estado del clero. El formador espiritual es aquel poseedor bendecido con el Don del razonamiento, y también puede ser agraciado con otros Dones del Espíritu Santo (pero el Don del Razonamiento es indispensable en todo formador) la sabiduría hace al formador espiritual, porque por medio de este Don la persona tiene el conocimiento de la voluntad de Dios. Y por consiguiente tiene la capacidad de dirigir a las personas espirituales, en la Voluntad de Dios.

Para completar este cuadro se debe comentar que así como hay verdaderos formadores espirituales hay falsos formadores, dado que estos han caído en engaño espiritual (en ruso se dice prelestz) es decir, así como hay hongos buenos y malos, y estos últimos crecen cerca y se parecen en apariencia a los primeros, así también ocurre con los formadores. ¿Cómo diferenciarlos? Los verdaderos intentan pasar desapercibidos y nunca se consideran formadores espirituales. En tanto que los otros, por el contrario, intentan y buscan que los consideren como verdaderos formadores o por lo menos tienen como propósito, serlo en un futuro.

Todas estas explicaciones sobre los formadores, nosotros las relatamos aquí, para que le quede bien en claro al lector, que José fue un bendito formador de nuestros días. El fue, por voluntad de Dios, una persona que se expresaba en forma clara, sencilla y concreta y lo podían escuchar y entender con facilidad todos sus contemporáneos. José sabía llegar hacia las personas y en especial hacia los jóvenes. El tranquilamente podía conversar sobre temas como: la música, el teatro, la pintura y la moda actual. Y sin que se diera cuenta su interlocutor, él lo iba guiando en su conversación hacia los temas de la eternidad. También podemos decir que José, hablando en el sentido espiritual, no iba al pie con el tiempo. Por fuera, él era uno más de nosotros, pero no descendía al nivel de la persona actual que pierde el sentido. Externamente él era uno de nosotros — uno más de aquellos, que viven en este mundo, y por ello su starchestvo (instrucción espiritual) era accesible y era recibida por cientos de almas sufrientes. Simbólicamente el nombre que se supone que le fue dado a José en su secreta tonsuración — fue el de Ambrosio, nombre que se le dio en memoria y en honor del gran formador espiritual ruso, San Ambrosio de Optina.

El sistema o la instrucción espiritual de José, no consistía en el dictado o atosigamiento e imposición de normas, si no en la oración fervorosa por sus hijos y hermanos espirituales, como también en la manera que él orientaba al prójimo hacia la salvación dando como ejemplo su propia forma de vida.

Advertencia a los que lo honran.

Aquellos que fueron cercanos espiritualmente o amigos de José, y ellos no fueron pocos, deben cuidarse mucho del sentimiento autosuficiente o del orgullo, que pueda producir en ellos el haber sido cercanos al recto (pravedñik) José. El vivió entre nosotros, se comunicaba y era nuestro amigo, nos alentaba y nos fortalecía con su amor, nos iluminaba con su pureza. Pero el ya no está y nos quedamos nuevamente en la oscuridad de nuestras propias iniquidades (pecados). Mientras el bendito y justo José estaba entre nosotros, suponíamos que su luz — era nuestra luz. Cuando él se fue al Reino Celestial nosotros entendimos que nuestra "luz" es la oscuridad, y que nos iluminábamos y nos templábamos en los rayos de luz del santo que vivió entre nosotros.

Esto es una ley indiscutible de la vida espiritual, y ¡qué pena para nosotros! si rechazamos esto, y nos consideramos "personas especiales," por el solo hecho de que una persona santa ¡vivió al lado nuestro! ¿Aprovechamos para mejorarnos espiritualmente al tenerlo tan cerca nuestro? ¿Aprendimos algo de él? ¿Cumplimos con sus preceptos? ¿Imitamos su forma de vida?

¿O seguimos siendo siervos de la maldad y esclavos de la agitación de este mundo?

Si no mejoramos internamente, y si no aprendimos aunque sea a vernos con humildad como somos, entonces nuestra proximidad con el santo no nos sirvió, pues en vez de servirnos para la salvación fue para nuestra condena. Es que también el recto Lot, cuando vivió en Sodoma, también era cercano a mucha gente y tenia comunicación amistosa con muchas personas, pero esta relación amistosa llevó a los sodomitas a la condena.

Algunos comparaban a José con el virtuoso Lot; Dios quiera que en un futuro a nosotros no nos comparen con los sodomitas. ¡Oh! ¡Que lastimosa visión! Que fuera de lugar y tonta se muestra la ambiciosa actitud de las personas que se jactan de tener un conocimiento íntimo con personas espirituales

Lamentablemente, esto lo veíamos después del deceso de José. ¡Si! el vivió entre nosotros, y también habló "nuestro idioma," pero siempre se mantuvo como una persona celestial. Sin embargo, nosotros, a pesar de que nos jactamos y nos enorgullecemos, nos revelamos permaneciendo siempre como personas terrenales y materiales, aunque (a veces) pensamos en lo espiritual.

Vale la pena de que muchos de nosotros nos detuviéramos a pensar en ello, tal vez al arrepentirnos de nuestra vanidad y egolatría, reconociéramos la finalidad de nuestra existencia, y así cambiáramos realmente el modo de vivir, renunciando a lo terrenal y amando lo celestial, como lo amó José…

Su obra Iconográfica.

Concluyendo con la obra de servicio de José, es indispensable que digamos unas cuantas palabras sobre su trabajo de iconografía. Para muchos, ello fue totalmente imperceptible, al mismo tiempo que el consideró la iconografía como algo sumamente elevado, a lo cual le dio todo su tiempo libre. La iconografía como se sabe es — la Teología en pintura — se pueden decir muchas cosas a través de la pintura: se puede defender y reafirmar la Ortodoxia, y se puede esfumarla y socavarla. José con su obra de iconografía sin lugar a discusión, defendió y afirmó la fe en Cristo. Su actitud hacia la iconografía fue como hacia la de un servicio sagrado.

José consideraba que cuando una persona se consagraba a la iconografía ya no tenía más derecho a dedicarse a la pintura mundana. Pues la conjunción de una y otra no se considera como favorable en la maestría del iconógrafo.

José cumplía con mucha rectitud, todas las normas de la iconografía, seguía el canon de la iconografía, consideraba imprescindible usar todas las pinturas naturales, el día que el trabajaba en la iconografía lo hacia rezando y ayunando (no ingería alimento) hasta la noche. Cabe agregar que le rezaba a quien en ese momento pintaba la imagen. Cuando José pintaba los Iconos por algún pedido, no le ponía precio al mismo. Los solicitantes muchas veces pagaban dos veces menos que lo que salía el costo de las pinturas, el oro, y las maderas. Pero José con humildad también por ello le agradecía a Dios

A José le gustaba sobre todo pintar iconos de Nuestro Salvador Jesucristo no hecho por la mano del hombre, como el Santo Sudario, y también las imágenes de los Ángeles. También fueron hechos por él, los iconos de muchos santos. Cuando se dedicaba a la pintura de las imágenes de la Madre de Dios, José lo hacia con una particular veneración y temor (significa con temor de no ofender a la Madre de Dios).

Por ser profundamente humilde, él no osaba realizar una copia de su imagen Milagrosa, y no lo hubiese realizado nunca si es que no se lo hubiese ordenado la Misma Santísima Virgen Maria. Es de conocimiento de que la copia que realizó José y que fue predesignada para Rusia y para el pueblo ruso fue por mandato directo de la Madre de Dios. Posteriormente, a José se le apareció Monseñor Leoncio, el cual le dijo a quien debía entregárselo en Rusia y ello fue cumplido así.

Las imágenes de José manifiestan la templanza y la luminosidad de la Ortodoxia. En ellos se refleja el resplandor de la luminiscencia no hecha por la mano del hombre, como los que contaba José al referirse a los destellos que se desprendían del santo Icono Milagroso de Montreal. Lo vio y lo selló en sus obras iconográficas.

Al final de su corta vida terrenal el hermano José fue un representante muy significativo de la maestría de la iconografía, la cual él deseaba profundamente transmitírsela a otros. El veía en todos los lados y en especial en Rusia la gran necesidad que existía en tener iconos. José decía, que actualmente casi todo lo que hay en el mundo nos atrae a la tierra, mientras que por lo contrario al mismo tiempo las imágenes icnográficas (religiosas) elevan nuestro espíritu al Cielo — hacia nuestra patria verdadera. José a través de su iconografía nos llamaba al Cielo.

 

IV. Iconos.

La Elección.

Sin lugar a dudas, el principal objetivo de la vida de José, fue el estar al servicio del santo Icono Milagroso Miróforo de Montreal de la Madre de Dios de Iveria.

El dedo de Dios desde el principio lo señaló para este oficio. A José le fue dado el nombre del venerable "José el Desposado," guardián de la Virgen María. El Arzobispo Leoncio de Chile, cuando lo hizo ortodoxo, le predijo de que por su nombre el va a ser el guardián de la Madre de Dios y del Niño Jesús. En aquel momento al ser muy joven no entendió el significado de esas palabras, pero posteriormente, cuando el fue el guardián del santo Icono Miróforo de Montreal de la Madre de Dios de Iveria, comprendió el significado de esa profetización.

José por su parte siempre se turbaba cuando alguien le decía que el Señor lo había elegido a él en particular para este oficio. José en estos casos contestaba con profunda humildad y convencimiento de que él era indigno de ser el guardián del santo Icono, y que él mismo no entendía porque se le apareció. La única explicación que él daba a ello, era que la Madre de Dios se manifestaba en donde era Su Voluntad, pero el motivo del porque de que la elección recayó en él, queda en el misterio. Este secreto de su elección quedó entre la Madre de Dios y el Staretz (Instructor espiritual) Clemente. Se debe haber producido alguna señal muy importante para que el Staretz Clemente que no quería vender la santa imagen bajo ningún punto de vista, de repente tomara la decisión de regalársela a José. Posteriormente José le preguntó al Staretz Clemente, que fue lo que lo motivó a tomar esa decisión, a lo que él le respondió así "No te lo puedo decir porque no seria beneficioso para nuestra humildad."

Se supone que la elección que recayó en José se puede responder bíblicamente "El Señor otorga Su gracia a los humildes" (1 Pedro. 5:5). José era toda humildad. El nunca buscó en especial milagros, y no pidió tampoco designios, y hasta que no se le apareció el Santo Icono el no tuvo nunca pensamientos sobre que seria en el futuro el guardián de la Santa imagen, o de algo milagroso.

Increíble lección de humildad recibimos al aparecer la imagen de Montreal de la Madre de Dios de Iveria. Así como Jesucristo eligió para su llegada a este mundo un humilde pesebre, y no los palacios resplandecientes de los reyes, así el icono de Montreal de la Madre de Dios de Iveria comenzó a manar Miro en la celda de un semisótano de un humilde emigrante español, y no en las moradas de un patriarca. No es esta una lección de humildad al ver que la fuerza de Dios se demuestra en la necesidad, y que en vano aspiramos mejorar el sostén de los fuertes de este mundo, no confiando en Dios, el Cual sin falta nos brinda Su ayuda a su debido tiempo!

Emanación de Miro y otras manifestaciones de la imagen.

La imagen de Montreal emanó miro durante 15 años, no haciéndolo solo en Semana Santa, no siempre lo hacia de la misma manera, sino que ello dependía de la necesidad espiritual de las personas cuyas casas visitaba. Algunas veces manaba mucho miro, otras poco, y otras nada. Lo admirable es que siempre alcanzaba miro para todos los necesitados. Sean los que fueren los creyentes que se reunían en un lugar u otro siempre alcanzaba el santo miro para ungir a todas las personas. Vamos a narrar dos relatos.

Al visitar una Iglesia en el bajo de New. York el santo icono dejó de manar miro. El sacerdote de ese templo pidió a José que haga algo. José rogó a la Madre de Dios para que perdone a las personas que habían concurrido, los pecados voluntarios e involuntarios, y que permita que de su santa imagen mane nuevamente miro. Dentro de unos momentos el santo icono volvió a manar miro.

El conocidísimo Iconógrafo Archimandrita Cipriano, en un principio, dudaba del milagro de la del Santo Miro de la imagen de Montreal de la Madre de Dios de Iveria. Cierta vez el ofició en la Catedral del Sínodo de New-York y en momentos de la misa ungía a los feligreses con un algodoncito con el Santo miro. El santo icono de Montreal de la Madre de Dios no estaba en ese momento allí. El algodón tenia muy poco miro, estaba casi seco, pero habían concurrido muchos fieles. El Archimandrita Cipriano estaba asombradísimo pues al ungir a los fieles no solo el algodón se estaba secando sino que además al terminar la unción el algodón se renovó de miro quedando más húmedo que al principio. El Archimandrita después de la unción entró en el altar y pidió a la Madre de Dios perdón por su falta de fe.

El Santo Miro de la imagen de Montreal de la Madre de Dios es de color ámbar claro y su fragancia es suave pero muy persistente. Y solo el primer miro después de semana santa en Pascua es distinto, es muy clarito y tiene un aroma especial. El miro de la imagen de Montreal es muy milagroso, posee un poder curativo tanto del alma como físico. También en ocasiones puede aumentar su cuantía en forma milagrosa.

José dio la explicación de como se produce el Santo Miro en la imagen. El dijo de que el miro proviene del Cielo como un bendito rocío. Así es como se puede explicar de que hay rocío en el vidrio sobre la imagen o en su Kioto. También así se explica cuando aparece el Santo Miro en las litografías hechas en metal, esto podemos ilustrarlo con un relato de José que narró, que un cristiano quedó atónito al ver como se formó sobre el vidrio de la imagen una gota del santo miro y como ella fue aumentando repentinamente de tamaño.

Pero el milagro del santo icono de Montreal de la Madre de Dios no solo se refiere a la manación del Santo Miro, sino también, lo de que muchos fieles estando frente a la Santa imagen sintieron la presencia de la mismísima Madre de Dios, y además muchas personas después de rezar frente a ella, se amigaron con las personas que hacia mucho que estaban enojadas.

También comentaba José, que muchas veces la Madre de Dios, ayudaba a través de su santa imagen a las personas que rezaban frente a la misma, para que se arrepintieran y lloraran copiosamente. José remarcó que muchos de ellos quedaban templados en sus corazones y adquirían la necesidad de confesarse y de tomar la comunión de los Santos Sacramentos. Tambien hubo casos en los que algunas personas al estar frente al Santo Icono se convertían a la ortodoxia.

El Sentido de la permanencia del Santo Icono.

Ante el caso del santo icono de Montreal de la Madre de Dios, el cual actualmente podemos denominar el Icono del hermano José, nos hacemos tres preguntas: ¿como apareció el Santo Icono en este mundo? ¿Que significa su ocultamiento? ¿Y cual es la razón de este grandioso milagro del siglo XX?

José relacionaba en una sola voz la aparición de este Santo Icono con la Ortodoxia. El estaba muy convencido que de no haberse hecho ortodoxo, el no hubiera viajado al Monte Athos, y por lo tanto no hubiese recibido la imagen milagrosa. José relacionaba la aparición del santo icono de la Madre de Dios, con la ortodoxia rusa, ya que el pueblo ruso en especial veneró y amó enormemente a la Madre de Dios durante mil años. Y el Cielo respondió a este amor.

Y, por consiguiente, José consideraba que no fue casual el hecho de la aparición de la santa Imagen dentro de Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio, ya que en esta Iglesia en particular en el año 1981, o sea un año antes de haber recibido este santo icono, se produjo para el destino de Rusia un hecho salvador que fue "la glorificación de los Nuevos Mártires y Confesores de Rusia encabezados por la familia Real."

Al principio de los años 90 del siglo XX, José denotó que la aparición del Santo Icono fue un signo luminoso de la caída del comunismo ateo en Rusia, y el comienzo del espiritual renacimiento del pueblo ruso.

El Santo Icono de José comenzó a manar Miro en Montreal el día 24 de noviembre del año 1982. Justo después de 15 años con la diferencia tan solo de un mes, la santa Imagen desapareció al mismo tiempo que su guardián falleció martirizado.

Respecto a esta desaparición, nosotros debemos concentrar nuestra atención no en las fuerzas oscuras enemigas, sino en nosotros mismos, en nuestro estado interior.

Las fuerzas oscuras sin escapatoria van a ser vencidas por el Señor, pero nuestro propio estado interior, del cual depende nuestra salvación, en gran medida depende de nosotros mismos.

Nuestra aflicción por lo mundano, nuestras ataduras por la obtención del bienestar material, nuestra hipocresía con apariencia eclesiástica, pero que en realidad ni siquiera es una vida cristiana — son los motivos por los cuales, el Santo Icono Miróforo de Montreal se alejó de nosotros. Además de ello, se ve plenamente que la ocultación de la Santa Imagen está relacionada con el deceso de su guardián José, que nos lleva a pensar en el co-oficio entre el Santo Icono y José. Probablemente él fue la parte inseparable de este milagro, y es por ello que se fueron juntos.

¿Volverá el Santo Icono? La resolución de esta pregunta nuevamente depende de nuestro estado interior. De la calidad de nuestra vida cristiana. Si nos arrepentimos, volverá la Santa Imagen; si no nos arrepentimos, no volverá la Santa Imagen

A pesar de que el Santo Icono no esta visible para nosotros ahora, su bendición continúa.

Es que José repetía frecuentemente, que el Santo Icono apareció no por nuestros méritos, si no que apareció por las oraciones de los miles Nuevos Mártires, para que las personas al tener contacto con este milagro, abran sus corazones a la fe. El contacto con ese milagro persiste hoy día. Cada día, hay más personas, tanto en Rusia como en todo el mundo, que adquieren el conocimiento sobre el Santo Icono Miróforo de Montreal y su guardián José Muñoz, y muchos corazones nuevos se abren a la fe.

La buena nueva sobre el Santo Icono Miróforo sigue manifestándose en distintas maneras. Una de ellas — son las múltiples notas, publicaciones, libros, y videos en distintos idiomas sobre el Santo Icono Miróforo de Montreal y su guardián José Muñoz, las otras manifestaciones en especial muy importantes — son las numerosas manaciones de miro en distintas copias de papel de este increíble Santo Icono.

 

V. Teologia.

Responsabilidad.

La especial situación en la que fue conducido José por la Providencia Divina, le impuso una responsabilidad especial en todo su servicio, opinión y declaración. A José no solo lo escuchaban las personas, sino también los sacerdotes, y hasta obispos. El sabía esto y con muchísima atención se dirigía con sus apreciaciones y conclusiones hacia la comunidad eclesiástica.

José rezaba y le rogaba a Dios para que le de la capacidad y el conocimiento de las palabras necesarias. Y el Señor se lo otorgaba.

Cuando José respondía sobre temas espirituales, solía ser tomado por una bendita inspiración. Esto fue evidente al leer sus textos y entrevistas, y todavía más aun, esto lo pudieron observar sus interlocutores. Las palabras y declaraciones de José tienen reflejadas en sí una simpleza y una grandeza increíble. Al relacionarnos con él, uno no podía dejar de asombrarse de su pureza evangélica y de su infantil confesión de la fe. Esta fe destellaba en sus ojos e iluminaba todo su rostro.

Las características particulares de José como interlocutor copartícipe y predicador fueron su suave y dulce voz, la inspirada predicadora expresión de su rostro y el increíble movimiento plástico de sus manos. En conversaciones particulares, a José, le agradaba utilizar citas de las Sagradas Escrituras. En especial el leía las lecturas de San Pablo, del cual en sus estudios teológicos en la facultad de Montreal realizó una amplia investigación. De los Hechos de los Apóstoles el hermano José, en especial recalcaba y prestaba atención a las epístolas dirigidas hacia los Efesios. Como se sabe el centro de atención de ésta epístola es la Iglesia (el Cuerpo de Cristo).

Iglesia.

No es casual la dedicación de José hacia el tema de la Iglesia, ya que toda su ocupación fue profundamente eclesiástica. El vivió en la Iglesia y se dedicó a ella, por lo cual eran de suma importancia para él éstas comprensiones, como la obediencia a los sacerdotes y jerarcas de la Iglesia y la disciplina dentro de la iglesia. "Es un milagro, decía José sobre el Santo Icono Miróforo, pertenece a la Iglesia e inseparablemente a la jerarquía." "Yo creo que los milagros no tienen fuerza, cuando las personas salen de la obediencia a la jerarquía."

José se veía a si mismo como un impotente o débil miembro del cuerpo de la Iglesia. El tomaba su servicio y dedicación ante el Santo Icono Miróforo como una obediencia a la Iglesia, y no se imaginaba su vida fuera de la comunidad eclesiástica. José estaba colmado de alegría porque tenia la posibilidad de dedicarse a sus hermanos por la fe; él llamaba a otros incansablemente a ello. El decía, "Cada cristiano debe trabajar para la Iglesia y dedicarse a ella"

Amor.

La Iglesia para José era inseparable del Amor. El estaba convencido, que sin amor no hay Iglesia. El Amor era entendido por José no como una forma abstracta, sino en su forma simple y práctica, como la ocupación activa de las necesidades del prójimo.

La ley moral de la vida de José expresaba: En cada uno hay que ver a Jesucristo. Esta norma en verdad es un descubrimiento espiritual enorme del siglo XX. Este descubrimiento es más importante que la sumisión a la energía atómica, o el vuelo hacia el cosmos.

Lo genial de esta ley abstracta es que permite en la práctica unificar dos mandamientos cristianos importantísimos: el amor a Dios, y al prójimo. Efectivamente amando a Dios a través del prójimo, solo se puede sobrepasar la atea misantropía, como el humanismo secular — que son dos grandes ulceras de nuestra época.

La ley moral del hermano José nos da realmente la posibilidad del desenraizamiento del martirizante aislamiento entre las personas. Nosotros al conocer la ley moral del hermano José abrimos el misterio de su individualidad. A nosotros ahora nos queda en claro, porque el se dirigía con tanto amor auténtico hacia cada persona, con esa participación del alma. Justamente porque en cada uno ¡veía a Jesucristo!

Traemos este ejemplo en calidad de una imagen viva hacia esta parte de la herencia teológica de José.

Cierta vez, José caminaba en España por un mercado con su amigo David. Entre la muchedumbre bulliciosa el prestó atención a una viejecita, cuyo aspecto era horrible. Ella estaba pidiendo limosna en un rinconcito, sus ropas estaban viejas y sucias, sus cabellos enredados, su cabeza se movía y su boca murmurante estaba sin dientes.

Para asombro de su amigo, José se acercó a la viejita y la abrazó, suavemente la atrajo, y la besó como un hijo, y le dio una limosna.

Más tarde, David fuertemente increpó a José por semejante conducta, pero aquel en silencio solo se sonreía. No le vino a la cabeza a su amigo, ni a toda esa gente agitada, de que un hombre llamado José, había visto unos 5 minutos antes en este espacio del mercado a… ¡Jesús! en el rostro de esta viejecita indigente.

Santidad.

Para José, la Iglesia era inseparable de lo santo. El tema de la santidad (o pureza) — era uno de sus temas preferidos. El permanentemente repetía en sus conversaciones con la juventud, que quería que todos ellos, tanto los ancianos, como los jóvenes, fueran personas santas.

Si le hiciéramos una pregunta a José: ¿Cuál es el objetivo final de la vida de una persona? pues lo mas probable es que su respuesta fuera … ¡La Santidad! José amó la Ortodoxia, porque en ella siempre se ve y se presta más atención a la santidad. Ella es considerada como el fundamento del ideal monacal o ascético. Ella inspira la existencia piadosa y atraviesa toda la vida diaria de los cristianos ortodoxos.

Aunque la santidad no es solo una finalidad, sino también, algo que se otorga. El don de la santidad o pureza — es aquel don, que recibe el cristiano al bautizarse, el cual debe siempre a toda costa preservar y desarrollar. De lo contrario para nosotros en un principio seria imposible la vida virtuosa, y la santidad o pureza no tendría sentido. Así lo entendía José cuando él explicaba, que a pesar de que él no era santo, debía vivir como un santo al ser el guardián de semejante milagro Divino.

Este último principio también es aplicable a todos nosotros, cristianos ortodoxos, ya que cada uno de nosotros es un guardián de la gracia Divina, otorgada a través de los Santos Sacramentos de la Iglesia.

Uno de los interrogatorios claves para José era cuando le hacían las preguntas sobre los Sacramentos de la Iglesia. Desde su punto de vista, los santos sacramentos eran sinónimos de la Ortodoxia. Decía José "Lo máximo en nuestra Iglesia —es el significado y el objeto de los Sacramentos."

La verdad.

La Iglesia para José es inseparable de la verdad. Por su profundo convencimiento, la verdad en toda su plenitud sin deformación esta conservada solo en la Ortodoxia. El hermano José enseñaba que "lo mas importante — es ser ortodoxo, es estar y ser parte de la Iglesia."

En cuanto a las preguntas sobre el tema de la fe, José tenía sus principios, pero no se irritaba. El no reemplazaba la ortodoxia por el partidismo. Totalmente ajenos para él, eran los prejuicios.

José con mucho respeto se dirigía hacia algunas personas rectas (pravedñiki) que vivieron después de la separación de los católicos romanos, de los católicos Ortodoxos, pero consideraba que la participación en el catolicismo les impuso en su espiritualidad un indeseado sello; pero… el juicio final sobre cada persona está en ¡manos del Señor!

José decía que se podían encontrar muchas personas con moral muy elevada, entre los que profesaban otra religión y que sinceramente tendían a vivir espiritualmente. El trataba de que esas personas conocieran la valiosa y no deteriorada experiencia espiritual de la Ortodoxia. El, tenia apertura hacia todos, independientemente de su creencia y fe, pero esta apertura no tenia nada en común con el ecumenismo omnívoro e indiferente.

Esa era la apertura apostólica misionera del convencido predicador de la Ortodoxia.

Traemos un ejemplo muy ilustrativo, que nos testifica sobre la templanza interior de la predisposición de José como la de una persona recta y defensora de la Verdad. Entre sus allegados había unos cuantos católicos, a los cuales él visitaba a veces con su Imagen Santa, como un silencioso testigo de la Verdad Ortodoxa. En una de sus visitas José se puso a demostrar con fervor a un sacerdote católico, que el dogma católico romano sobre la Inmaculada Concepción de María es una blasfemia contra la Madre de Dios. Esto lo contó una testigo llamada Madlen, católica por su fe.

José consideraba, que a pesar de cierta cercanía entre las creencias cristianas, la pureza de la enseñanza dogmática pertenecía exclusivamente a la Iglesia Ortodoxa. Esta era muy importante para el, pues estaba directamente vinculada con su ocupación iconográfica. José manifestaba, que como los iconos explican tal o cual dogma, consideraba, que solo pueden dedicarse a la iconografía los ortodoxos. Cuando observaba y analizaba los iconos pintados por los católicos, José sufría mucho por su poca profundidad y pobreza espiritual. El comentaba que trató de enseñar a los católicos iconografía, pero ellos nunca podían alcanzar el nivel que corresponde en este arte sacro.

Al servicio del Santo Icono Miróforo de Montreal, José reafirmaba ante el mundo actual los importantísimos dogmas cristianos: el Dogma de la veneración Ortodoxa de la Madre de Dios, el Dogma de la santidad y el Dogma de la veneración de los santos iconos (o sea de la Imagen que ellos representan). El último Dogma, tenía una importancia especial tanto para la misma Iglesia Ortodoxa como para José.

No por casualidad está establecido por la Iglesia la conmemoración de la festividad de la

Ortodoxia en relación con la total victoria de la veneración de los santos iconos. Tampoco es casual que el instructor espiritual de José el abad Clemente, falleció en el año 1997 — en el mismo día de la festividad de la Ortodoxia de la veneración de los santos iconos — esta es la bandera de la Ortodoxia, por cuyo destino José sufría muchísimo.

José, observaba con mucha atención el camino de la disputa que se producía en la Iglesia Ortodoxa entre los partidarios del desvaneciente y transformado ecumenismo cristiano, y los defensores de las tradiciones de los Santos Padres. Ante esto, José tenía gran esperanza y oraba mucho, para que todas las disidencias internas en la Ortodoxia desaparezcan, y que la Verdad triunfe. ¡El creía que todavía ello es posible!

En gran parte, en la observación de lo eclesiástico, José prestaba atención a los dirigentes rusos en el exilio, valorando mucho su principio conciliar, templanza, moderación, cordura, y lealtad incondicional a la Ortodoxia.

Su convencimiento en esa posición de la Iglesia, José la tomó no de un análisis racional de la teoría o formación, sino por su personal experiencia, con su relación con el mundo celestial. No había que convencer a José de que estamos viviendo en los tiempos pre-apocalípticos. El mismo, por su propia experiencia, cierta vez le comunicó a una persona cercana: "Sabe, yo debo avisarle a Ud. sin falta, que pronto va a llegar el fin del mundo. Probablemente, él tenía motivos de gran peso para dar semejante aviso.

Dogmática y Ascética.

José no escribía relatos dogmáticos, pero su servicio y su prédica oral estaban atravesados por la dorada luminosidad de los dogmas Ortodoxos. Y esto fue en aquel tiempo cuando los cristianos perdieron el interés en los dogmas de la Iglesia. Cuando desde el amvón, en el mejor de los casos, se proponen distintas enseñanzas de la moral, cuando el malicioso ecumenismo predica la dogmática omnívora.

Contrariamente a la indiferente adogmática de la mayoría cristiana, José elevó muy alto el estandarte de la viviente tradición dogmático-ortodoxa.

Como es sabido, la dogmática, y la devoción, son indisolubles y recíproco demostrables.

La pureza de la enseñanza dogmática afirma la rectitud del sacrificio ascético, y la presencia de los buenos frutos del ascetismo reafirma la lealtad de la enseñanza dogmática. En cambio, el deterioro en la dogmática lleva a la alteración de la ascética, y el engaño espiritual (prelestz - прелесть) del asceta sin escapatoria trae la desviación de la pureza de la confesión, o ya desde el principio está atada a este desvío.

José observaba la total armonía entre la dogmática, y la devoción. Su amor por los dogmas de la Iglesia enardecía en él, el amor por el ascético ideal ortodoxo y a la inversa.

Por ello no es increíble de que José elevara tanto el ideal de vida monacal.

Lo mas importante en lo monástico, es como enseñan los santos Padres, no los sacrificios externos, sino el arrepentimiento: "El sacrificio a Dios, es un corazón contrito y humillado" Salmo 51 (17). Por ello se puede decir, que José, viviendo en este mundo, predicó a la gente el ideal monástico, con el ejemplo de su mansa y humilde forma de vida.

Su floreciente castidad, y su completo desprendimiento de lo material, también favorecían o contribuían a ésta prédica. El decía que, todo lo ofreció por amor a Dios: dejó su patria, sus parientes y su casa, renunció a su vida personal y a sus ataduras (pasiones).

José, demostraba un elevado ideal ascético ante los monjes observadores al visitar muy seguido los monasterios y a veces quedándose a vivir con ellos.

Su influencia sobre los monjes era muy grande. Así por ejemplo en el convento de Lezna muchas monjas venían para revelarle sus pensamientos. En esto no hay nada increíble pues, uno puede confesar sus pensamientos a un simple monje, o a una monja, o a un confidente laico

Se sobreentiende que para ello se necesita la bendición y una experiencia determinada. José tenia lo uno y lo otro. La experiencia espiritual él la recibió a través de sus superiores nombrados anteriormente, y la bendición la recibió del Arzobispo de Montreal y de Canadá, Monseñor Vitaliy, posteriormente Metropolitano de NY. y de toda América.

José fue un convencido partidario del elevado ideal de la vida monacal, según su pensamiento el monacismo despojado de este ideal, perdía todo su objetivo, y es una tentación para las personas.

José, por ejemplo, consideraba que los monjes, que imitaban a San Juan el Bautista, en absoluto no debían tomar vino, deben llevar una vida de abstinencia, de renunciación, y de arrepentimiento, cuya finalidad principal es la oración permanente. Y que las personas laicas deben imitar en todo a los monjes dentro de sus posibilidades.

Testamento.

Las palabras y los preceptos del hermano José no tenían tanto peso espiritual y fuerza, hasta su muerte martirizante. Nosotros, los cristianos contemporáneos, con gran respeto y atención debemos estudiar estas palabras rociadas con la sangre de un mártir.

El testamento Teológico de José no es grandioso por sus límites externos, sino por su profundo contenido. El mismo, no está compuesto por tomos polvorientos de libros en los estantes de la educación teológica, sino por palabras inspiradas que al mismo tiempo son claras y simples.

Por la gracia de Dios, estas palabras valiosísimas de un mártir de nuestros días se conservaron para nosotros en textos de sus narraciones de los reportajes, en sus manuscritos personales y su diario. Lo notable es que, las anotaciones de su diario, "ocasionales" y personales, son una poesía espiritual de lo más elevada….

La Teología del hermano José contiene respuestas a muchas preguntas tanto espirituales personales, como de la vida eclesiástica en general. Ella es la indicación recta de cómo vivir y pensar en estos tiempos malignos. Según nuestro entendimiento, y solamente por una revelación de una norma de la moral, vista por nosotros, José podría ser denominado como un educador de los Concilios Ecuménicos.

Una parte importante de la herencia del hermano José, es la oración profética escrita en el año 1985. Que dice así:

"Señor Jesucristo, Tú que vinisteis a este mundo para nuestra salvación, que por Tu propia voluntad fuisteis clavado en la cruz, y que soportasteis los sufrimientos por nuestros pecados, otórgame también, que yo pueda soportar los sufrimientos que recibo, no solamente de mi enemigo, pero tambien de mi hermano ¡Señor, no les imputes esto como pecado!"

Esta oración por si misma es una doble profetización. Por un lado, a través de ella estaba predicha la martirizante muerte de José, y por otro lado probablemente a través de ella está anunciado el arquetipo del destino de la Iglesia de Jesucristo en los últimos tiempos. Es que todos los verdaderos cristianos van a imitar el destino de Jesucristo, entregado a la muerte por sus allegados, por Su pueblo. En los tiempos de apostasía la Iglesia bajo el rostro de los auténticos cristianos será entregada (y no está actualmente siendo entregada?) a través de persecuciones encubiertas o no, por sus mismos hermanos cristianos.

Es suficiente decir que, de acuerdo a la tradición de la Iglesia, el patriarca de Jerusalén, va a tomar participación en la coronación del reinado del anticristo.

En los últimos días de la futura persecución sobre la Cristiandad, en los últimos días del final de la historia terrenal de la humanidad, es muy importante que los auténticos cristianos conserven su amor por sus perseguidores. Pues la conservación del amor es el signo de la verdadera y viviente ortodoxia. José dejó su oración para ayudarles a los cristianos de los últimos tiempos.

Su martirio.

José siempre supo que le iba a tocar un sacrificio martirizante.

Un año antes de su deceso, el Señor le mostró en una visión nocturna todas las horribles condiciones de su tortura. Y sin embargo pese a todo José se consideraba indigno de la corona de mártir, y dijo directamente una vez, "¡Yo soy indigno de un martirio!"

Pero al mismo tiempo voluntariamente o involuntariamente toda su vida, él se preparaba para su martirizante testimonio. Con gran veneración, José, juntaba las Santas Reliquias de los Mártires, escribía sus iconos o imágenes, y leía sus obras. A veces él estaba asombrado con uno u otro relato de la vida de algún mártir, y se lo contaba a otros. José pedía que cuando a él le tocara morir no le dieran ningún tipo de calmante.

En un momento dado, José comentó, que su abuela lo preparaba desde niño para sobrellevar los tormentos. Pero nosotros no tenemos permiso para contar la vida de su familia, según el legado de José, pero debemos narrar que desde su infancia José fue un mártir…

Al conocer la ortodoxia José amó a los nuevos mártires y confesores rusos, en especial leía los relatos sobre la santa Elizabet, con la cual el mantenía un contacto especial a través de la oración. Es sabido de que José fue digno de tener visiones de esta santa Princesa mártir.

Todo su servicio realizado a la Iglesia fue un martirio desconocido para la gente. Comúnmente recibían el Santo Icono Miroforo de la Madre de Dios con mucha festividad, pero numerosas veces se olvidaban de su Guardián, y de sus diarias necesidades. Es que casi nadie pensaba en sus necesidades como por ejemplo: en el dinero que debería tener para el pago de su boleto, que él debía tener algo para comer, (a veces en las parroquias convidaban solo con platos que contenían carne, y él no comía carne, por ende evidentemente se quedaba con hambre), ¿en donde dormir?… y otras cosas.

Y cuantos sufrimientos él padeció durante sus viajes interminables. En más de uno de ellos el estaba obligado a privarse de la satisfacción de sus necesidades más elementales, pues no podía dejar el Icono solo. Todo ello debía ser indudablemente parte del inicio de su verdadero martirio sangriento.

Especialmente ante el final de su peregrinaje terrenal, cuando se espesaron las nubes sobre su cabeza, él estaba preparado, para sufrir los martirios por Jesucristo y por Su Purísima Madre. Cuando no solamente José, sino muchas otras personas allegadas presentían que algo trágico le iba a ocurrir. José en sus últimos tiempos fue seguido abiertamente, en el más estricto sentido da la palabra… seguían sus huellas! En un momento José, al percatarse de su seguidor, se dio vuelta y le dijo, "¡Sepa que yo no le tengo miedo pues mi vida está en manos de Dios!"

Finalmente, su último Superior Espiritual el Staretz Clemente, abiertamente le expuso sobre sus próximas pruebas e increíbles calumnias, las cuales iban a tratar de oscurecer su nombre y su obra. El le explicó que satanás lo iba a tratar de tentar y atacar cada vez con mayor fuerza, pues él no podía hacerle nada a la Santa Imagen de la Madre de Dios, y por ello intentaba arremeter contra el Guardián de Su Santa Imagen.

Los últimos días de su vida, José, se despedía de la gente. Muchas veces con lágrimas en los ojos, otras veces inclinándose ante la persona, él pedía perdón, por supuesto sin dar ninguna explicación. Pero muchos comprendían. Y otros que no lo entendían, lo entendieron después de su deceso. La joven K. relató que, poco antes de fallecer el hermano José, (ellos se conocían muy poco) se dirigió a ella con las siguientes palabras: "Si tú algún día vas a necesitar ayuda ¡dirígete a mi! Claro, yo poco es lo que puedo hacer, pero de todos modos ¡dirígete a mi!"

Ahora esta joven esta convencida de que José se refería a que ella se dirijiera a él en oración después de su martirio. Una cortina negra guarda el misterio sobre el modo del asesinato de José.

Sin lugar a dudas, también esta velada la desaparición del santo Icono con este hecho. Es de dominio público que hacía tiempo que existía una persecución de José y del Santo Icono, y que por todos los medios intentaban matarlo.

Es claro lo siguiente, que cuando los ejecutores del martirio de José, comenzaron su trabajo negro, en una noche calurosa de Atenas, en una habitación de hotel, la Santísima Madre de Dios, estaba presenciando invisiblemente al lado de su cuerpo martirizado, y es muy probable que en los últimos momentos de su vida terrenal José, llegó a ver realmente a la Purísima Virgen Maria. ¡Divino y largamente esperado encuentro!

No en vano el médico forense que revisó el cuerpo de José, llegó a la conclusión de que, sus ojos estaban muy abiertos, como si él se hubiese asombrado mucho, como si en el momento de su muerte él hubiese visto inesperadamente a alguien muy conocido. Podemos estar casi seguros de que esa persona muy conocida — debía ser la Madre de Dios!

A José por lo menos lo torturaron tres personas, dos lo sostenían y una lo ataba, y luego todos juntos lo martirizaron. Antes de sacrificarlo, los asesinos mantuvieron una conversación breve, lo amenazaron y algo le exigieron a José. Evidentemente el coloquio se debía de referir a la Santa Imagen de Montreal. José no asentía a las exigencias y a las amenazas, ni tampoco oponía resistencia cuando lo ataban. Después comenzaron a golpearlo brutalmente y profesionalmente, le pegaron en el cuello y en la cabeza, le fracturaron, la sangre corría de su boca y de sus ojos…

La Celestial, bienaventurada, y luminosa alegría, que en el momento del tormento es irradiada sobre el mártir de Dios, es desconocida por el mortal común. Es que puntualmente este consuelo espiritual les ayuda a los mártires a soportar humilde y mansamente todas las torturas por causa y en nombre de Dios. Así José Cortés Muñoz subió a su Gólgota.

Dios no queda ultrajado. Tampoco Su Santísima Madre, sin importar en que manos se encuentra. José comentaba muchas veces "La Imagen va, adonde la Santísima Madre de Dios lo desea." Ella también está ahora donde es la voluntad del Señor, y su designio es, donde sea más necesaria y útil. Si es que ella está en las manos de los amigos de José — esto para ellos es un premio y una esperanza, si es que está en manos de los enemigos — esto va a ser para ellos un castigo e incriminación, y al mismo tiempo un llamado al arrepentimiento y a la reivindicación.

Y el asesinado Guardián de la Santa Imagen Milagrosa de la Purísima Madre de Dios ya ascendió de la Imagen hacia el Prototipo, y actualmente ve a la Madre de Dios, Reina de los Cielos, y a Su Divino Hijo no en iconos, sino cara a cara.

 

VI. Signos sobre José. Rusia y el Exilio.

Signos.

Como ya dijimos, el hermano José aconsejaba prestar atención a los signos de Dios, vamos a traer varios ejemplos de las señales celestiales de su vida.

El nació en el seno de una familia católica española en Chile el 13 de Mayo de 1948. Prestemos atención a ese dato — 13 de mayo, es el día que se conmemora en la Iglesia el deceso bienaventurado del Obispo Ignacio Branchañinov, instructor del ascetismo, y desconocido profeta en su tiempo. ¿Casualidad? Después de todo lo que vimos, a través del estudio del servicio y la teología de José, es completamente evidente, que esto no es una casualidad, si no que es un signo de Dios.

La imagen de la Madre de Dios de Montreal comenzó a manar miro el 24 de noviembre de 1982. Ese es el día que se conmemora a Teodoro el Estudita, confesor, gran defensor del dogma de la veneración de los Iconos. Realmente queda bien en claro que esto tampoco es una coincidencia. Y sin embargo estuvimos asombrados de la Gran Sabiduría de la Providencia de Dios cuando se probó de introducir el nombre de José en el kondakion del asceta Teodoro el Estudita (es de conocimiento para la realización de himnos ortodoxos la tradición de utilizar textos de un santo para dirigirse en oración a otro santo). Para nuestro gran asombro, ocurrió que el kondakion, muestra enteramente la vida de ¡hermano José!

El deceso martirizante lo tuvo José en Atenas en la noche del 30 al 31 de octubre del año1997. ¿Qué se festeja el día 31 de octubre? — Un día de festividad satánica. Es el día de las brujas, es el día en que en todo el Occidente se acostumbra a disfrazarse de brujas, demonios, y de otros representantes demoníacos.

Desde el punto de vista de la Iglesia ese día se conmemora al evangelista y Apóstol San Lucas. El Apóstol San Lucas era uno de los santos mas amados por José. José con mucho cuidado guardaba las santas reliquias de este Santo Apóstol Iconógrafo; muy a menudo llevaba sus reliquias al taller de iconografía, y las dejaba al lado suyo para dedicarse a la pintura o escritura de los iconos.

En el día 40 de su fallecimiento, en el cementerio del monasterio de la Santísima Trinidad de Jordanville, se produjo un milagro del autoencendido de velas en su tumba, durante el oficio del Responso que se le hacia, a pesar del gran viento que había. Este signo de autoencendido de velas se produjo el día 9 de diciembre del año 1997, que era el día de vísperas de la conmemoración del Santo Icono de la Madre de Dios del "Signo."

Así la Madre de Dios en honor a su icono mandó un signo para la glorificación de su leal servidor. Además la Santa imagen de la Madre de Dios del "Signo" de la Raíz de Kursk es Guía y Protectora del pueblo ruso en el exilio.

Cuando se realizó el oficio del Responso de cuerpo presente, en el monasterio de la Santísima Trinidad de Jordanville, el cuerpo de José no presentaba signos de descomposición, ni olor cadavérico, a pesar de que había fallecido 12 días antes. Al año los empleados trabajaban sobre la sepultura de José en el Cementerio del monasterio de la Santísima Trinidad de Jordanville, para poder hacer la base del monumento, y quedaron perplejos al no sentir, como en otros casos, el acostumbrado e ineludible olor a descomposición de las sepulturas frescas.

La creación respondió a la muerte de José y al encubrimiento del Santo Icono de Montreal con una horrorosa desgracia del fenómeno de la naturaleza.

Pasando 2 meses después del martirizante asesinato de José, en vísperas de Navidad del año 1997, la ciudad de Montreal y sus alrededores se convirtieron en un reino de hielo muerto. La nevada interrumpió el abastecimiento electro energético. Las personas vivieron semanas al borde de la muerte en las casas sin calefacción. Los árboles se quebraban por el peso de la nieve, y cerrando el transito de las calles al caerse.

En conclusión el 25 de enero, la nevada fue el motivo externo del incendio que se produjo en la Catedral de San Nicolás de Montreal. En donde anteriormente en los oficios presenciaba el Santo Icono Miróforo de José… Muchos pensaron sobre la relación con el Santo Icono Miróforo y su guardián, y se preguntaban:¿en que hemos pecado que se nos ha quitado la Catedral? O es que alguno de nosotros no le prestó atención y ¿se creyó en las calumnias mundanas que se hicieron sobre el elegido de la Madre de Dios? calumnias que fueron iniciadas en las publicaciones sensacionalistas de los diarios de Atenas y Canadá que buscaban sensacionalismos baratos. Y acaso alguno de nosotros no ha inculpado también al mismo José de la desaparición del santo Icono. Lamentablemente estas noticias sensacionalistas negativas hicieron de que muchas autoridades de jerarquías honorables prefirieran, en momentos en que muchas personas necesitaban con ansiedad su respuesta determinante, respondieron con un silencioso "lavado de manos" como Pilato. ¡Perdónanos Madre de Dios! ¡Perdónanos José!

Un agradecimiento de corazón y de oración a todos los obispos y sacerdotes, que repudiaron en forma terminante todos los pensamientos malignos, que hicieron tanto para conservar la buena y luminosa memoria del hermano José, y que nos mostraron a todos el buen ejemplo del verdadero amor al mártir!

El "Icono" sobre el Mártir.

Con increíble arranque de oración respondieron los creyentes de Rusia al producirse el martirio de José. Voy a contar un solo episodio.

En el verano del año 1999, el autor de estas líneas… fui testigo… de cómo Optina honró la memoria de José. Una mañana soleada nos acercamos con "Matushka" Maria Potapov, de la catedral de San Juan Bautista de la Ciudad de Washington, a las puertas del monasterio del desierto de Optina. Al entrar, nos encontramos en un reino de aromas de distintas plantas, de coloridas flores, de mariposas en vuelo, y vedado silencio. Nos acercamos a las puertas de la celda del abad Miguel, construida con troncos de madera, con el cual me conocí en la visita anterior. El padre Miguel, ruso atlético, muy bueno y corpulento, estaba conversando con alguien en el pórtico de su celda, como si nos estuviera esperando. Al darse cuenta de nuestra visita, el padre se apresuró en despedirse de su interlocutor.

¡Ah! ¡Padre Vsevolod! ¿Trajo a Matushka Maria? Alegremente se dirigió a nosotros el padre Miguel.

Si, padre, ¡bendíganos!

Al bendecidnos, el padre Miguel, entró en su celda diciendo: esperen un momentito. Ahora vengo.

En medio minuto volvió iluminado por la alegría, con un icono resplandeciente en oro.

Este es el primer icono que se pintó sobre el mártir José, con alegría respondió el padre Miguel. Y bendiciendo a Matushka Maria con el icono le dijo: Matushka este icono es un regalo para su parroquia por su amor a José. Matushka Maria, quedó muda, y abriendo mucho sus ojos solo sonreía asombrada, que milagro, ¡que maravilla!

El padre Miguel explicó: Es que José es nuestro, es de Optina. En la sjima monacal el es Ambrosio, en honor a nuestro San Ambrosio. Por ello nosotros pintamos su icono.

En este icono José esta representado sobre un fondo de oro, con un atuendo de mártir blanco nevado, con una cruz en su mano derecha, y con la imagen de la Madre de Dios de Montreal en su mano izquierda, sobre su cabeza un nimbo.

…Ese mismo día a la noche, nos reunimos con algunos de los monjes de más rango, para mirar una filmación que trajimos sobre el hermano José. Y nuevamente "otra coincidencia" — los hermanos hicieron una revisión del video en la celda que perteneció al Obispo Ignacio Branchaninov, según la tradición de Optina. Aquí fue que que prestamos atención de que el día del nacimiento de José y el día de la conmemoración de San Ignacio coincidían.

Después de la revisión de la película, yo quise proponer para que todos cantemos "Eterna Memoria." Y ocurrió algo totalmente inesperado: todos los monjes cantaron solemnemente a José como a un mártir el Troparión y el Megalarión (que en ruso se pronuncia Velichanie y significa Exaltación). Y así el monasterio de Optina inició la glorificación local del hermano José.

Salvación de Rusia.

¿Porque el corazón del pueblo ruso se abre tan fácilmente al encuentro del hermano José? Porque José es el último de los muchos Nuevo Mártires y Confesores de Rusia y ahora el Cielo le otorgó la palabra.

Y también porque es uno de aquellos monjes (distinto a otros, un sabio celestial) a través de los cuales según la predicción de Teodoro Dostoievskiy, vendrá la salvación de Rusia.

Así como este sabio espiritual también lo fueron en tiempos pasados San Serafín de Sarov, y en nuestra época — San Juan Maximovich, y el hieromonje Serafín (Rose). Ellos son amados y honrados por todos los rusos creyentes.

El pueblo ruso los toma como ejemplo y aprende de ellos la piedad y la creencia al despertar de su sueño espiritual. José fue uno de esos sabios espirituales, que estaba entre el mundo celestial y el mundano, que recibía la luz del Reino Celestial y la transmitía a todas las personas.

Un día José comentó, "Rusia necesita el ejemplo de un verdadero monje, que renuncie totalmente al mundo y se entregue íntegramente a Dios." Siguiendo las huellas de san Juan y del padre Serafín, y sin percatarse de ello, dio ese ejemplo al pueblo ruso y a todo el mundo.

Permanentemente año a año, de época en época, la vida de los cristianos va decayendo y muriendo, a pesar del millonario tiraje con que se edita la Sagrada Escritura, y toda la literatura cristiana, y aun sin importar la gran cantidad de institutos y seminarios abiertos, o cuanto es lo que nosotros educamos y exteriorizamos sobre la ortodoxia.

Por ello es imprescindible, que de vez en cuando aparezca una persona diferente, que por su espíritu elevado, siendo monje o no, refresque en la conciencia de la gente el ideal cristiano, según el Evangelio, lo cual es mas fructífero, que no lo haga tanto de palabra, sino que nos lo muestre con sus propios actos, y si hace falta con su misma muerte. La prédica ígnea (de fuego) de una persona así, es capaz de revivir cientos de corazones. Nosotros los cristianos somos tan débiles espiritualmente y tan inconstantes que necesitamos, más que ilustrarnos a través de los libros, ver con nuestros propios ojos y escuchar por lo menos una vez en la vida, la buena nueva evangélica de que, "este mundo terrenal es un río que corre entusiasmado con la pérdida de los navegantes desafortunados."

Alegría y lagrimas, éxitos e infortunios, torrente engañador, hechizante espejismo, abierto el sepulcro vacío. ¡No hay ninguna otra verdad más que el Reino de los Cielos!

Hoy con esta Buena Nueva vino hacia nosotros José. Y Si es la voluntad de Dios, van a venir otros a su debido tiempo. Y cuanto más haya de estos Evangelizadores, mas pronto Rusia se va a salvar. Su salvación no significa que ella va a resurgir nuevamente en su antiguo resplandor terrenal. La salvación de Rusia — será al fusionarse con esa Rusia Santa, al reconocerse como en los tiempos pasados, que fue la Casa de la Santísima Madre de Dios.

Solo así… una Rusia semejante, va a ser digna del retorno del icono Miroforo de Iveria. Por una Rusia así, rezaba y sigue rezando actualmente nuestro nuevo mártir José Muñoz Cortes.

 

 

 

Folleto Misionero # SA27

Copyright © 2005 Holy Trinity Orthodox Mission

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Editor: Obispo Alejandro (Mileant)

 

(jose_munoz.doc, 05-13-2005).

 

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Date

C.M.

03-21-05